Si alguien se deja seducir por la bella aldea llanisca de Buelna y toma uno de los caminos que conducen a la cercana costa, descubre como por encantamiento la playa de Cobijeru que aparece mágica en medio de un prado, por obra y gracia de la naturaleza kárstica de la costa asturiana… y cerca, muy cerca, pueden contemplarse las ruinas de un antiguo molino de mareas, ubicado en un paraje de gran belleza.
Continuando por los senderos de la magia, llegamos al más legendario, a la Ruta Jacobea del Norte, la que va asomada a la costa cantábrica, y muy cerca de este camino, en el extremo más oriental de Asturias, en el concejo de Ribadedeva, descubrimos las ruinas del Monasterio de Tina, la ermita de San Emeterio y la impresionante Cueva del Pindal, en un entorno de espectaculares vistas y acantilados.
En la más conocida y emblemática de nuestras Reservas de la Biosfera, el Parque Nacional de los Picos de Europa, encontramos paisajes de ensueño, algunos lunares, otros atlánticos, pero siempre marcados por la fuerza telúrica de un espacio lleno de misterios para el ser humano. Proponemos dos lugares totémicos: la Majada de Belbín, muy cerca del lago Ercina y uno de los templos de elaboración del queso Gamonéu, y la Vega de Comeya, próxima al Mirador de la Reina, donde aún se atisban los vestigios de una antigua explotación minera de hierro.
La oferta de visitas al pasado astur es muy amplia y variada, y tenemos otro ejemplo magnífico en la muestra Valdesoto D’antañu, en Siero, que tiene lugar en los inicios del verano en el pueblo de Valdesoto, que goza de un entorno natural de gran belleza, y donde varias asociaciones vecinales deciden revivir durante un fin de semana lo que fue la vida rural en Asturias en los siglos precedentes.
Ahondando en lo primigenio, mención especial requieren las tradiciones de máscaras diseminadas por diferentes lugares de Asturias y que constituyen un patrimonio cultural cuyo origen se remonta a tiempos inmemoriales, vestigios de un pasado a veces lejano, a veces próximo, a veces lleno de misterio, a veces rebosante de luz. De las muchas que debieron existir en Asturias, sólo algunas han llegado a nuestros días: los Sidros y Les Comedies de Valdesoto (Siero); Os reixes, en Tormaleo (Ibias); Os reixes, en San Martín del Valledor (Allande); Os Aguinaldeiros (Allande); Os Aguinaldeiros, en Xedrez (Cangas del Narcea), y el Guirria (Ponga).
Salta a la vista y al resto de los sentidos que Asturias es un verdadero destino plagado de sorpresas, que son incontables las tradiciones, las costumbres y los hallazgos… ¡Es un verdadero paraíso de los descubrimientos!
Asturias es una tierra explosiva en todos los sentidos. Por su propia historia y las actividades productivas que han sido eje y protagonistas de su economía y de su forma de vida, los habitantes de esta tierra verde conocen y aman los explosivos. Pero la forma más estética, armónica y lúdica de lanzarlos a la atmósfera y convertirlos en verdadero espectáculo es sin duda la Descarga, en Cangas del Narcea, que se celebra cada año la víspera de la festividad del Carmen. En un anochecer de verano, con cielo nuboso o despejado, y tras una minuciosa preparación, las distintas peñas de la Sociedad de Artesanos de la villa canguesa lanzan miles de voladores al cielo, que se convierte en pura pólvora, luz y sonido que hace retumbar las entrañas del pueblo y de cuantos se congregan para participar en un acontecimiento único.
Allá por tierras del occidente asturiano y desde tiempos también inmemoriales, tuvo gran protagonismo un pueblo ganadero trashumante: los vaqueiros de alzada, que mantuvieron su estilo de vida, usos y costumbres durante largo tiempo. En honor a la memoria de este pueblo, se celebra en pleno estío asturiano la Fiesta Vaqueira, en la braña de Aristébano (en el límite entre Tineo y Valdés), y donde se celebra una boda a la usanza vaqueira, y lo más curioso es que la boda es de verdad, no se trata de una teatralización. Es una fiesta también estéticamente muy agradecida y sobre todo muy animada.
El Dorado asturiano está en Navelgas (Tineo) y no sólo porque este pueblo tenga una interesante y bien señalizada Ruta del Oro, donde puede observarse cómo los romanos extrajeron este preciado metal de las entrañas de la tierra astur, sino porque tiene un Museo del Oro, didáctico e interactivo, y sobre todo porque en las frescas y cristalinas aguas del río Navelgas es posible encontrar pepitas de oro, que se pueden extraer directamente bateando oro, una aventura apta para todas las edades.
Y del dorado al negro, pasando por el verde, en las tierras frondosas de Cangas del Narcea, en un pueblo llamado Llamas del Mouro, podemos admirar e incluso adquirir piezas de cerámica negra, una artesanía muy apreciada y típica de esa zona.
Muchos colores, olores, sensaciones, impresiones, experiencias todas que impregnan lo más recóndito de nuestra memoria… y nos transportan de tanto en tanto a un destino todavía recóndito.
infoasturias.com
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