domingo, 27 de febrero de 2011
POZO TRES AMIGOS UN EJEMPLO A SEGUIR
La historia de la mina de Tres Amigos se remonta al final de la Guerra Civil, su propietario de entonces, José Sela y Sela era arrendatario de las minas de la Sociedad Minera del Caudal y del Aller, pero ante el agotamiento de las capas del pozo Peñón, y para acceder a nuevos campos de explotación en la zona de Vegadotos, se constituye la sociedad anónima Minas Tres Amigas iniciándose en 1939 las primeras obras de profundización del pozo. No sería hasta 1962 cuando el propietario decide modernizar la explotación y sustituir la primitiva máquina de extracción y el viejo castillete por los actuales.
Su integración en Hunosa no fue una realidad hasta el año 1969. La plantilla del pozo siempre fue casi familiar, en sus orígenes trabajaban unos 1.500 mineros, reduciéndose a aproximadamente 450 cuando fue adquirido por Hunosa. Antes de cerrar sus puertas, la explotación contaba con 200 trabajadores.
En la escena más emotiva de la película Pídele cuentas al Rey. Los enfrentamientos entre la policía y los mineros se recrudecen y sólo el sonido seco de la jaula del pozo cayendo al vacío consigue frenar la lucha. De entre el humo aparece, como un trabajador más, el desaparecido José Ramón Ordóñez, cantante de los Stukas, que se quita el pasamontañas y entona, a modo de réquiem, el Santa Bárbara Bendita.
Pronto se le suman otras voces y la cámara se aleja para ampliar la perspectiva. El patio del Pozo Tres Amigos, en la Güeria de San Juan, se convirtió así, en escenario de los primeros minutos de la película del director morciniego José Antonio Quirós, en uno de los protagonistas de esta historia obrera que dio la vuelta al mundo.
El séptimo arte vino a refrendar, en los albores del siglo XXI, lo que la historia de la minería, del sindicalismo y de la sociedad de las propias cuencas mineras ya conocía desde hace tiempo, que el Pozo Tres Amigos, como tantos otros de los valles del Nalón y el Caudal, son más que explotaciones mineras, son el símbolo de un pasado que parece condenado a la extinción pero no al olvido.
El ejemplo perfecto de que este pozo fue y es modelo de lo que puede conseguir la lucha minera tuvo lugar en 1975. En noviembre de ese año, con un Franco agonizante, se inició en el Pozo Tres Amigos una de las últimas huelgas mineras contra el régimen dictatorial. La protesta estuvo liderada por los vagoneros de la mina de La Güeria que reclamaban un aumento salarial. La reivindicación se extendió al resto de minas de Hunosa. La empresa trató de aplacar la protesta y para ello castigó a 4.500 trabajadores. No sirvió de nada.
A finales de 1975 se encerraron en Tres Amigos 32 ayudantes mineros, a los que se les suspendió un mes de empleo y sueldo. En solidaridad con ellos todos los mineros del pozo pararon la actividad, la plantilla fue sancionada al completo. El 10 de enero se generalizó la huelga en el Caudal y días más tarde en el Nalón. De mano, la empresa negó todos los derechos, aunque estos se reconocerían más tarde, con la llegada de la democracia. La supervivencia de los edificios y emplazamientos de lo que fue el pozo también trajo consigo protestas. Los vecinos de la Güeria de San Juan defendieron durante varios meses la conservación y restauración del castillete del pozo Tres Amigos, y la creación en las instalaciones de la antigua explotación minera de un aula de la historia de la minería.
El hecho de que frente al pozo se encuentra el edificio donde se fundó el sindicato minero del SOMA, venía a apoyar la iniciativa vecinal que, sin embargo, no fue a más. La propuesta fue desestimada por el Principado, ya que los vecinos querían ocupar unos terrenos pertenecientes a una entidad privada. Además, a esto había que unir que la rehabilitación de las instalaciones supondría el desembolso de varios millones. Desde entonces, las intenciones de Hunosa apuntan a ubicar en la zona un polígono industrial. Un proyecto del que, por el momento, nada se sabe.
En diciembre de 2000 se colocó la chapa con la que se cubrió la caña del Pozo Tres Amigos y, hasta el momento, el silencio minero ha sido la respuesta .
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El Principado ya ha iniciado los trámites para proteger los castilletes y varios inmuebles de los pozos mineros de Tres Amigos, San José y San Nicolás, ubicados en el concejo de Mieres. En concreto, la Consejería de Cultura y Turismo ha incoado el expediente administrativo para la inclusión de esos elementos en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias.
En el caso del pozo Tres Amigos, ubicado en Vegadotos y cerrado hace diez años, el departamento que dirige Mercedes Álvarez propone incluir en el registro el castillete y polvorín.
El castillete data de 1964, «es metálico de soldadura, con estructura de acero laminado, de aproximadamente 15 metros de altura», según explica la consejería. Por su parte, el polvorín, de 1954, es un edificio de una sola planta construido con ladrillo y cubierto con forjado de ladrillo, galerías excavadas en la ladera y revestidas con hormigón.
elperiodicodeasturias.com
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esta asturiana lejos de su tierrina amada te felicita enormemente por la bellisima y valiosa labor que estas haciendo ¿ te puedo compartir en facebok ? un besin muy muy grande.
ResponderEliminarImpresionante
ResponderEliminar¡Cuantas historias dejan atrás estos castilletes, te lo dice una que vivió desde los cuatro años en Mieres, e hija de minero
ResponderEliminarGracias OZNA-OZNA por tus palabras. Lo siento no estoy en facebook. Abrazos
ResponderEliminarCasía. Tu sí que podrías contar historias de la mina, al haberla vivido de tan cerca. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Luis. Saludos
ResponderEliminarbonito el reportaje, de hecho si quieres o queréis saber mas sobre ese pozo y sobre el EJEMPLO que dan sus trabajadores entrar en http://pozotresamigos.blogspot.com.es/ han hecho de todo: reuniones, editado un libro, una pelicula, etc..
ResponderEliminarTienes toda la razón, soy una admiradora del buen hacer de esas gentes. En cuanto al blog (pozotresamigos) hace mucho tiempo que soy seguidora. Un saludo
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