miércoles, 2 de febrero de 2011
MARQUÉS DE SANTA CRUZ DE MARCENADO
Álvaro Navia-Osorio y Vigil de Quiñones, vizconde de Puerto y marqués de Santa Cruz de Marcenado, autor de unas célebres «Reflexiones militares», fue el tratadista militar más importante de su tiempo, además de ser militar en ejercicio que conocía muy bien el olor a pólvora y el ajetreo de los campos de batalla; y por si fuera poco, diplomático, economista y hombre de general atención intelectual, como lo certifica su proyecto de redactar un «Diccionario Universal» a modo de Enciclopedia, con el que, de haberlo llevado a término, se hubiera adelantado a la monumental obra de Diderot y D'Alembert y al «Diccionario de la lengua inglesa» de Johnson.
Según Fuertes Acevedo, era «valiente en el combate e ilustradísimo en las cosas de la política y la guerra (y) alcanzó para su patria victorias insignes, que elevaron a la par el nombre de este eminente asturiano a gran altura; escritor profundo y señalado, sus obras dieron al valeroso Santa Cruz la más extendida fama, siendo las "Reflexiones militares" miradas por el gran Federico de Prusia como escrito del mayor valor y tenidas por Napoleón en el más grande aprecio».
Álvaro Navia-Osorio nació en Puerto de Vega el 19 de diciembre de 1684, hijo primogénito de Juan Antonio Navia Osorio y Quiñones y de Jacinta Antonia Vigil de la Rúa, aunque pronto es trasladado a Oviedo, residiendo en la casa de la Rúa, frente a la Catedral, y allí cursa los estudios de Gramática latina y Retórica en el colegio de Santo Domingo, del que pasa a la Universidad ovetense en 1702, para estudiar Lógica y Filosofía. De su paso por la Universidad debió guardar buen recuerdo, pues como escribe Álvaro Galmés de Fuentes, le «legó a su muerte, en reconocimiento a las enseñanzas recibidas, su biblioteca, que debió ser importante en su época a juzgar por las referencias bibliográficas de sus obras».
En 1718, ya convertido en marqués de Santa Cruz de Marcenado, ocupó los cargos de inspector de la guarnición de Cerdeña y gobernador de Sicilia, hasta 1720, en que se abre para él un largo período de ejercicio de la diplomacia, al ser nombrado embajador de España en Turín, donde se encontraba la Corte de Víctor Amadeo de Saboya. «Corresponde a esta época el lapso de tiempo más esplendoroso de su actividad científica, convirtiendo su casa de Turín en uno de los centros culturales de la ciudad, que por entonces, con su Universidad al frente, constituía uno de los focos importantes de la ciencia de su época», escribe Galmés de Fuentes. Disfrutaba de sosiego y tiempo libre, lo que le permite escribir sus obras más destacadas: las «Reflexiones militares», cuyos primeros diez tomos se publican en Turín entre 1724 y 1727, y la «Rapsodia económico político monárquica», que no se publica hasta años más tarde, en Madrid, en 1732.
zarpó del puerto de Alicante en junio de 1732 con objeto de reconquistar la ciudad africana, y una vez tomada por las tropas españolas, Marcenado queda como gobernador de ella, con una guarnición de ocho mil hombres. Los ataques de los moros a la ciudad nuevamente en poder de los españoles son frecuentes, y en uno de ellos, producido el 21 de noviembre de 1732, Marcenado abandona las fortificaciones con tropas de refresco para socorrer a un destacamento acosado por el enemigo a la vista de Orán. Durante el combate, el marqués fue derribado de su caballo y los moros le descuartizan y le cortan la cabeza, la cual fue paseada en señal de triunfo por las calles de Argel.
http://www.ignaciogracianoriega.net/2005/20050818.htm
Palacio del Marqués de Santa Cruz (Oviedo)
El Palacio del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, también conocido como Palacio de la Rúa está situado en la parroquia de Priorio, perteneciente al municipio de Oviedo (Asturias, España).
El inmueble, paradigma de simbiosis entre arquitectura popular y noble, se originó a partir de una torre (fines de la Edad Media), con tres pisos —delimitados mediante finas franjas de sillar—, ventana en la planta baja, balcón con antepecho forjado en la del medio, más galería de madera acristalada y ventana en la superior.
Los encuadres de los huecos —éstos no simétricos— llevan sillar; lo mismo sucede en las esquinas.
Su singular cubierta es a cuatro aguas, presentándose el alero apoyado en aguilones. Después (s. XVIII), se añadiría el cuerpo lateral.
La fachada acusa un marcado estilo popular. Los dos pisos tienen un imponente corredor de madera, antes abierto y hoy acristalado, al que sujetan pies derechos, dando lugar a un porche ante la puerta con arco de medio punto. Encima del tejado aparecen tres ventanas abuhardilladas.
La exenta y sencilla capilla se reconstruyó después de la guerra civil.
wikipedia.
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Hola,Marisa. Ya veo que me has hecho caso una vez más y has traído a nuestro ilustre compatriota al blog. Es un personaje fascinante. Leeré más despacio toda esa información. Saludos.
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