sábado, 24 de abril de 2010
EL RÍO ABOÑO
La vega formada por el río Aboño, que según Jovellanos en sus “Diarios” pudo ser el estuarium mágnum que cita Pomponio Mela, en época romana penetraba por el interior hasta la parroquia gijonesa de San Andrés de los Tacones, donde existían amarraderos para las embarcaciones, siendo navegable hasta el siglo XVIII. En su desembocadura existió en la Edad Media un monasterio dedicado a San Juan, que albergó hasta mediados del citado siglo XVIII la inscripción dedicada al emperador Augusto y considerada una de las Aras Sextianas.Durante siglos se practicó una gran actividad pesquera, tanto de especies fluviales como marítimas, que llegó hasta fechas recientes. Hasta la construcción del puente de Entrepeñas de Veriña en el último cuarto del siglo XIX, el río se atravesaba por medio de la llamada barca de Aboño, pasaje que resultaba bastante dificultoso en pleamar, cuyos derechos, mediante contratos de arrendamiento, correspondían en un principio a los Señores de la Casa de Carrió, así, en el año 1752 la barca era propia de Doña Gaspara de Argüelles, y Por su parte, el Gremio de Mar candasín, como concesionario oficial de dicho servicio, tenía la obligación de velar por la seguridad y buen estado de la embarcación que realizaba el pasaje, y si fuese necesario, construir otra nueva en sustitución de la vieja. Así, con fecha 25 de febrero de 1861 remataba en el carpintero Rafael Artime, vecino de Luanco, la construcción de una barca nueva para el río de Aboño, cuyas características eran las siguientes: eslora 22 pies, manga 7,5 pies y puntal 23 pulgadas. La cantidad acordada por el trabajo alcanzaba los 1.950 reales, de los que se anticiparían al constructor 800 reales, que estaba obligado a entregar la nueva barca dentro de tres meses en la ría de Aboño, y a reparar la vieja si fuese necesario. Este tipo de tráficos de barcas de pasaje, gozarían de exenciones. Por su parte, el Gremio de Mar candasín, como concesionario oficial de dicho servicio, tenía la obligación de velar por la seguridad y buen estado de la embarcación que realizaba el pasaje, y si fuese necesario, construir otra nueva en sustitución de la vieja. Así, con fecha 25 de febrero de 1861 remataba en el carpintero Rafael Artime, vecino de Luanco, la construcción de una barca nueva para el río de Aboño, cuyas características eran las siguientes: eslora 22 pies, manga 7,5 pies y puntal 23 pulgadas. La cantidad acordada por el trabajo alcanzaba los 1.950 reales, de los que se anticiparían al constructor 800 reales, que estaba obligado a entregar la nueva barca dentro de tres meses en la ría de Aboño, y a reparar la vieja si fuese necesario. Este tipo de tráficos de barcas de pasaje, gozarían de exenciones de impuestos y gravámenes hasta el año 1863.
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Hay muchos lugares en Asturias que recuerdan las antiguas barcas con las que se cruzaban los ríos: Soto del Barco, Soto de la Barca, etcétera.
ResponderEliminarHola, muy interesante este artículo. Soy de San Andrés de los Tacones, la foto que pones es realmente de la barca que comentas?. Si dispusieses de mas información te agradecería me lo hicieses saber. Te mando mi email franciscojaviersimon@hotmail.com. Un saludo.
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