domingo, 18 de julio de 2010

PUERTO DE PERÁN

A principios del siglo XII, ya debía de tener cierta importancia la actividad pesquera en la zona, según se desprende por la presencia de pescadores que viven en el lugar “In Perane. Casatas integras de Aluaro et Iohannes Gutiniz piscatores”. Desde finales de dicho siglo hasta la conclusión del XVII, junto a otros territorios de Perlora, formaría parte del ya mencionado Coto de Ovériz, bajo la jurisdicción de la Colegiata de Santa María de Arbás del puerto de Pajares, que cobraba sus derechos de pesca. En los inicios del siglo XVIII su aprovechamiento pesquero correspondía a la Casa de Carrió, en el mismo concejo de Carreño. Un siglo más tarde, el citado González de Posada, en una de las cedulas enviadas para el Diccionario Geográfico de Asturias que preparaba Martínez Marina, describía el rudimentario procedimiento empleado por los lugareños para pescar en su ensenada, que consistía en cerrar la boca de entrada con redes a la pleamar, para recoger los peces capturados en el reflujo, “quedando quasi en seco en el último menguante de la marea, los matan a palos, o los cogen a mano, o los hallan detenidos en la red pugnando por volver al mar.” Este descomedido aunque provechoso sistema de pesca denominado en documentos de la época como “echar la traína en el boquete de Perán”, se seguía utilizando a mediados de ese mismo siglo, siendo ahora el Gremio de Mareantes de Candás el que gozaba del derecho exclusivo de sus beneficios, pues era quien lo adjudicaba, mediante remate público al mejor postor. A partir de esas fechas, no conocemos más noticias sobre su explotación pesquera, aunque si se registraría algún que otro proyecto de ocupación de la ensenada con fines industriales o turísticos, como el presentado en 1906 por el vecino de Oviedo Julio Bertrand Renard, que solicitaría la concesión de una marisma para la construcción de un varadero y un balneario, que no se llevaría a efecto. Finalmente, a mediados del pasado siglo funcionó durante algunos años, en la zona intermedia más próxima a los terrenos de la Ciudad Residencial, un pequeño parque ostrícola. De otro lado, las buenas condiciones naturales de la ensenada de Perán para cobijar embarcaciones de pequeño porte, y principalmente la proximidad al puerto de Candás (muy inseguro durante el invierno, y con escasa capacidad para albergar la numerosa flota de pequeños vapores de pesca locales), harían de este lugar un puerto de refugio efectivo durante buena parte de las décadas de los años veinte y treinta del pasado siglo, aunque en algunas ocasiones los armadores candasinos solicitarían oficialmente a los organismos competentes, la realización de algunas obras complementarias para mejorar la estancia y seguridad de sus embarcaciones en la bahía, que nunca se llegarían a realizar en diciembre de 1921, la Dirección General de Obras Públicas enviaba al Ministerio de la Guerra el expediente de información pública y proyecto, para que informase al respecto, en cuya memoria, se justificaba la realización de las obras solicitadas, pues “El puerto de Candás carece en absoluto de condiciones para abrigar la flota de vapores pesqueros que se ha ido creando rápidamente, desde la inauguración del ferrocarril, para abastecer las importantísimas fábricas de conservas que se han establecido en la Villa de Candás y que suponen una riqueza grande y un creciente bienestar”, por lo que se exigía ”un puerto amplio y de buenas condiciones, en vez del escaso y malo, propio solo para las antiguas traineras, que durante el invierno se depositan sobre los muelles y sus inmediaciones. Las pequeñas obras de mejora y ampliación del puerto que estaban contratadas, se hallan suspendidas desde fines de 1917 en que fueron arrasadas por un temporal. Todo ello justifica el afán de los Gremios en disponer de fondeaderos para evitar la invernada de la flota en los inmediatos puntos del Musel o de Avilés”. Tras pasar por los conductos reglamentarios (Gobierno Militar de Oviedo), y previos informes favorables de las Comandancias de Ingenieros de Gijón y de la 8ª Región Militar con sede en La Coruña, el 21 de abril de 1922, la Sección de Ingenieros del Ministerio de la Guerra remitía el expediente a Fomento, informando favorablemente a la autorización de la ejecución de las obras solicitadas, pues no afectaba “a los intereses de la defensa nacional”. Sin embargo, a pesar de esta autorización, las obras anunciadas no se llegarían a realizar, aunque las embarcaciones candasinas seguirían utilizando la ensenada de Perán como puerto de refugio invernal durante esos años, que confirman varias imágenes fotográficas de la época.

PUERTO DE PERÁN



( "saber.es")

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