Como en tantos otros aspectos de la sociedad tradicional, las ayudas mutuas entre vecinos, cumplían aquí una importante función. El tipo de ayuda no estaba estipulado, pero solía consistir en “el carretu”, o acarreo de piedra, barro, arena y madera para la construcción; cesión de un árbol para la viguería, préstamo de una pareja de bueyes para el trabajo, etc. La casa que carecía de recursos y no disponía de carro o animales de tiro ofrecía su trabajo personal.
En cualquier caso, la ayuda vecinal era obligada y cobraba especial importancia en algunas situaciones límite, como temporales o incendios, en los que la comunidad asumía gran parte de la reconstrucción de la vivienda afectada.
Una vez que los materiales se disponían a pie de obra y antes de comenzar a levantar los muros, se ritualizaba la fundación coincidiendo con el proceso de cimentación, por lo general al colocar la primera zapata en una de las esquinas de la casa. Solía consistir en una comida colectiva, “la robla”-con gaitero y celebración, dependiendo de la posición social de la casa-, que ofrecía la familia a operarios, familiares y vecinos implicados en la construcción. La fiesta se repetía al cubrir “aguas y plantar el ramu”, de fresno, de texu o de laurel, por lo general, que colocado en lo más alto de la cubierta simbolizaba la culminación del proceso constructivo.
Entre los ritos inaugurales testimoniados, además de la aspersión con agua bendita especialmente en obras de cierta entidad, está hacer pasar el primero a la nueva casa a la persona de mayor edad de la familia, lo que quizá tiene que ver con el tributo que hay que pagar a los genios del lugar que se “invade”, y se hace explícito a través de algunos refranes muy difundidos: “xaula nueva, páxaru muertu” o “casa compuesta, la muerte a la puerta”. En este sentido, en la Bretaña tradicional existía la creencia de que al construir una casa el “Ankou”, la muerte, se sentaba en el dintel esperando al primero que cruzara la puerta; creencia que subyace en estas tradiciones asturianas y que recoge Constantino Cabal en Soto del Barco, en 1.924: “Antes que pasen los vivos, es necesidad que pase un muerto”.
Otro ritual muy extendido, de carácter propiciatorio, documentado en el trabajo de campo, consistía en enterrar monedas bajo los cimientos de la nueva casa o bien alveolos practicados con la piqueta para tal fin en las piedras angulares. El sentido de tal acción era claro para sus protagonistas como queda explicito en la sentencia: “porque dinero llama a dinero”.
En otro caso, documentamos el enterramiento en la cimentación de una botella que contenía además de monedas, una foto de la familia propietaria.
Las estancias que a lo largo del tiempo aparecen de forma reiterativa en la distribución de la casa-vivienda asturiana son: la cocina, los cuartos, la sala, la cuadra y el pajar.
En cualquier caso, la ayuda vecinal era obligada y cobraba especial importancia en algunas situaciones límite, como temporales o incendios, en los que la comunidad asumía gran parte de la reconstrucción de la vivienda afectada.
Una vez que los materiales se disponían a pie de obra y antes de comenzar a levantar los muros, se ritualizaba la fundación coincidiendo con el proceso de cimentación, por lo general al colocar la primera zapata en una de las esquinas de la casa. Solía consistir en una comida colectiva, “la robla”-con gaitero y celebración, dependiendo de la posición social de la casa-, que ofrecía la familia a operarios, familiares y vecinos implicados en la construcción. La fiesta se repetía al cubrir “aguas y plantar el ramu”, de fresno, de texu o de laurel, por lo general, que colocado en lo más alto de la cubierta simbolizaba la culminación del proceso constructivo.
Entre los ritos inaugurales testimoniados, además de la aspersión con agua bendita especialmente en obras de cierta entidad, está hacer pasar el primero a la nueva casa a la persona de mayor edad de la familia, lo que quizá tiene que ver con el tributo que hay que pagar a los genios del lugar que se “invade”, y se hace explícito a través de algunos refranes muy difundidos: “xaula nueva, páxaru muertu” o “casa compuesta, la muerte a la puerta”. En este sentido, en la Bretaña tradicional existía la creencia de que al construir una casa el “Ankou”, la muerte, se sentaba en el dintel esperando al primero que cruzara la puerta; creencia que subyace en estas tradiciones asturianas y que recoge Constantino Cabal en Soto del Barco, en 1.924: “Antes que pasen los vivos, es necesidad que pase un muerto”.
Otro ritual muy extendido, de carácter propiciatorio, documentado en el trabajo de campo, consistía en enterrar monedas bajo los cimientos de la nueva casa o bien alveolos practicados con la piqueta para tal fin en las piedras angulares. El sentido de tal acción era claro para sus protagonistas como queda explicito en la sentencia: “porque dinero llama a dinero”.
En otro caso, documentamos el enterramiento en la cimentación de una botella que contenía además de monedas, una foto de la familia propietaria.
Las estancias que a lo largo del tiempo aparecen de forma reiterativa en la distribución de la casa-vivienda asturiana son: la cocina, los cuartos, la sala, la cuadra y el pajar.
-La Casa Asturiana-
Adolfo García Martínez
No hay nada comparable a la casa que han construido tus antepasados, es como si tuviera vida propia. Los pisos, aunque se contagian del carácter de sus propietarios, carecen del mismo alma; puedes cambiar cien veces de piso, pero ninguno podrá compararse jamás a la casa familiar que hunde sus raíces en el profundo suelo.
ResponderEliminarEs increible, como construian las casas, sin maquinas, ni medios como hoy. A pesar de todo son casas muy bien echas y fuertes.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog. Puede que te interese echar un vistazo a mi blog, saludos.http://recuerdogijon.blogspot.com/
ResponderEliminarHola thunderluis.- Ya hace un tiempo que te sigo, conozco tu blog y es muy interesante. Saludos
ResponderEliminarJuan hoy visite tu blog, veo que estas empezando y promete mucho. ¡Suerte!
ResponderEliminarRubo.- ¿sabes que es lo que más me impresiona? Cuando se ven esas casas en las que solo quedan las paredes y los cuatro pegollos del hórreo... Si pudieran hablar, cuantas cosas nos contarían.
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