En el Parque Natural de Somiedo encontramos toda la diversidad de sustratos geológicos de la Cordillera Cantábrica, ya que combina rocas calcáreas y silíceas. Sin embargo, los menos entendidos en geología no necesitan fijarse en los detalles, y reconocerán sin lugar a dudas un paisaje clásico de altas cumbres, verdes prados, bosques frondosos y una peculiaridad: aquí encontramos la mejor muestra de lagos de montaña de toda España, sólo superada por los Pirineos. Se trata de lagos glaciares que se nutren de las nieves invernales. El complejo de Saliencia, formado por varios lagos, es uno de los más conocidos. En otra zona, el Lago del Valle es el mayor de todos: con casi 24 hectáreas y un islote en el centro, crea una de las postales más características de la zona.
Las cotas más altas del lugar llevan el nombre de Pico Cornón, Peña Orniz, Picos Albos o Sierra Pelada, todos rondando 2.200 metros, y son lugar de peregrinación de cientos de montañeros. Más abajo, los bosques de robles y hayas se consideran de los mejor conservados de la Cordillera Cantábrica. En menor medida se encuentran rebollos, abedules, serbales, acebos, arces, fresnos, tilos y olmos, que hacen del paisaje otoñal un despliegue de colores. Muchos de estos bosques son de acceso restringido para proteger a la fauna, de modo que antes de planear un paseo o ruta de montaña es aconsejable informarse en el Centro de Interpretación del Parque.
Las brañas somedanas son la muestra de una tradición pastoril que aún sigue viva. Se utilizaban en primavera y otoño, ya que en invierno el ganado se guardaba en los pueblos, y en verano pastaba en lugares más altos, donde los pastores construían otras cabañas más sencillas llamadas corros, que aún pueden verse en Sousas, Murias Llongas y La Mesa.
Las brañas, con una estructura directamente emparentada con la de los castros prerromanos, están formadas por un conjunto de cabanas de teito. Su nombre viene dado por los techos de matorral, principalmente escoba (Cytisus Scoparius). Para sorpresa de los visitantes, estos teitos son absolutamente impermeables, y pueden soportar el peso de las intensas nevadas de la zona. Para ello hay que renovar periódicamente la techumbre vegetal, en lo que se conoce como teitado, técnica según la cual se van removiendo las partes más deterioradas y sustituyéndolas por escoba nueva.
Por desuso, muchas de estas brañas se estaban perdiendo, pero hace unos años comenzó un programa de recuperación que permitió restaurar muchas de ellas, de modo que Somiedo posee un conjunto de estas edificaciones que puede verse en muy pocos lugares de Europa. Actualmente se cuentan 370 cabanas de teito, de las cuales 240 están en buen estado de conservación. Se reparten en cuarenta brañas por todo el territorio somedano, y son uno de los signos de identidad del Parque. Algunas cabañas pueden visitarse, y otras incluso se han reciclado en originales alojamientos de turismo rural.
Pero las brañas no deben dar lugar a la nostalgia, ya que en Somiedo aún se mantienen los modos de vida tradicionales. Los vaqueiros de alzada son familias trashumantes que, siguiendo al ganado, se desplazan cada estación con sus rebaños de vaca autóctona, la asturiana de los valles o vaca roxa, y miden el año según los ciclos que marcan los animales: la recogida de la hierba, el riego y estercolado de los prados, la subida a las brañas... La ganadería sigue proporcionando el mayor activo económico de la zona, aunque en los últimos tiempos esto se completa con los recursos derivados del turismo, siempre sostenible, que ha empezado a repuntar como sector económico de importancia.
La etnografía está íntimamente relacionada con esta actividad, y hoy en día se mantienen varias ferias de ganado tradicionales de gran renombre, entre las que destacan las dos que se celebran en Santa María del Puerto, así como un certamen anual de rebaños de Asturiana de los Valles, en Pola de Somiedo. Estas citas son auténticos eventos sociales, donde los vecinos aprovechan para reunirse y ponerse al día.
Para conocer ésta y otras facetas de la zona, existen doce rutas señalizadas que se pueden recorrer a pie, en bicicleta de montaña o a caballo. Sea cual sea el modo elegido, hay que tener en cuenta que Somiedo debe visitarse con calma, aceptando el ritmo tranquilo que marca aquí la naturaleza.
www.fusionasturias.com/espacios-naturales/parque-natural-de-somiedo
Las cotas más altas del lugar llevan el nombre de Pico Cornón, Peña Orniz, Picos Albos o Sierra Pelada, todos rondando 2.200 metros, y son lugar de peregrinación de cientos de montañeros. Más abajo, los bosques de robles y hayas se consideran de los mejor conservados de la Cordillera Cantábrica. En menor medida se encuentran rebollos, abedules, serbales, acebos, arces, fresnos, tilos y olmos, que hacen del paisaje otoñal un despliegue de colores. Muchos de estos bosques son de acceso restringido para proteger a la fauna, de modo que antes de planear un paseo o ruta de montaña es aconsejable informarse en el Centro de Interpretación del Parque.
Las brañas somedanas son la muestra de una tradición pastoril que aún sigue viva. Se utilizaban en primavera y otoño, ya que en invierno el ganado se guardaba en los pueblos, y en verano pastaba en lugares más altos, donde los pastores construían otras cabañas más sencillas llamadas corros, que aún pueden verse en Sousas, Murias Llongas y La Mesa.
Las brañas, con una estructura directamente emparentada con la de los castros prerromanos, están formadas por un conjunto de cabanas de teito. Su nombre viene dado por los techos de matorral, principalmente escoba (Cytisus Scoparius). Para sorpresa de los visitantes, estos teitos son absolutamente impermeables, y pueden soportar el peso de las intensas nevadas de la zona. Para ello hay que renovar periódicamente la techumbre vegetal, en lo que se conoce como teitado, técnica según la cual se van removiendo las partes más deterioradas y sustituyéndolas por escoba nueva.
Por desuso, muchas de estas brañas se estaban perdiendo, pero hace unos años comenzó un programa de recuperación que permitió restaurar muchas de ellas, de modo que Somiedo posee un conjunto de estas edificaciones que puede verse en muy pocos lugares de Europa. Actualmente se cuentan 370 cabanas de teito, de las cuales 240 están en buen estado de conservación. Se reparten en cuarenta brañas por todo el territorio somedano, y son uno de los signos de identidad del Parque. Algunas cabañas pueden visitarse, y otras incluso se han reciclado en originales alojamientos de turismo rural.
Pero las brañas no deben dar lugar a la nostalgia, ya que en Somiedo aún se mantienen los modos de vida tradicionales. Los vaqueiros de alzada son familias trashumantes que, siguiendo al ganado, se desplazan cada estación con sus rebaños de vaca autóctona, la asturiana de los valles o vaca roxa, y miden el año según los ciclos que marcan los animales: la recogida de la hierba, el riego y estercolado de los prados, la subida a las brañas... La ganadería sigue proporcionando el mayor activo económico de la zona, aunque en los últimos tiempos esto se completa con los recursos derivados del turismo, siempre sostenible, que ha empezado a repuntar como sector económico de importancia.
La etnografía está íntimamente relacionada con esta actividad, y hoy en día se mantienen varias ferias de ganado tradicionales de gran renombre, entre las que destacan las dos que se celebran en Santa María del Puerto, así como un certamen anual de rebaños de Asturiana de los Valles, en Pola de Somiedo. Estas citas son auténticos eventos sociales, donde los vecinos aprovechan para reunirse y ponerse al día.
Para conocer ésta y otras facetas de la zona, existen doce rutas señalizadas que se pueden recorrer a pie, en bicicleta de montaña o a caballo. Sea cual sea el modo elegido, hay que tener en cuenta que Somiedo debe visitarse con calma, aceptando el ritmo tranquilo que marca aquí la naturaleza.
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muchisimas gracias por la belleza que compartes de nuestra tierrina, en mi bloc tienes tres regalos para ti, un besin muy grande de esta asturiana .
ResponderEliminarMe encanta Somiedo;estuve el año pasado.Los lagos de Saliencia son preciosos
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