viernes, 28 de enero de 2011

LA CIUDAD RESIDENCIAL DE PERLORA

Las fotografías pertenecen a Yolanda Alvarez Diáz

Fue un verano largo, tanto que duró más de cincuenta años. Pero como todos los veranos, tenía que llegar a su fin. Y ese final ya ha llegado. Todo empezó el mes de julio de 1954 cuando, por iniciativa de la Organización Sindical de aquel entonces, y bajo el impulso del piloñés Servando Sánchez Eguíbar, empezó a funcionar un innovador proyecto: una ciudad de vacaciones en la localidad de Perlora para que los trabajadores con menos recursos pudiesen disfrutar, al menos, de un merecido descanso junto a sus familias en la costa asturiana. Las cuotas de los trabajadores y los empresarios sirvieron para levantar un complejo en el que el buque insignia era la Residencia Jacobo Campuzano, con más de 90 habitaciones. A su alrededor, hasta 273 chalés que, en manos de instituciones y empresas, servirían para el disfrute compartido de trabajadores de toda España. La minería e industrias asturianas fueron las principales beneficiarias del complejo turístico.

Pero para que todo funcionase se emplearon allí camareros, cocineros, responsables de mantenimiento y limpieza, conserjes... En el mayor momento de esplendor de Perlora, en las décadas de los sesenta y los setenta del siglo pasado, llegaron a trabajar 220 trabajadores al servicio de los veraneantes. En ocasiones llegaban a atender a la vez a 1.500 personas, que eran tratadas a cuerpo de rey.

Algunos de esos trabajadores empezaron allí siendo niños y allí se hicieron mayores. Se casaron y siguieron trabajando juntos hasta la jubilación. Ahora, el complejo turístico dejará de ser lo que fue y su explotación saldrá a concurso próximamente. Los trabajadores, ahora funcionarios del Principado, serán reubicados en otros puestos. Aquel verano que empezó en 1954 se acaba definitivamente. Cierto es que en noviembre de 2005, cuando el edificio principal fue derribado (aquejado de aluminosis, explicaron), muchos advirtieron ya el principio del fin. «Cuando se derribó la residencia fue como si se me cayera el mundo encima», lamenta casi llorosa Maruja Aparicio Alonso.

Visitantes ilustres

En su memoria, como en la de muchos otros, conserva imágenes de multitud de familias de trabajadores anónimos que pasaron allí sus vacaciones y también el recuerdo de visitantes ilustres. «Vinieron un par de veces los reyes, cuando aún eran príncipes», rememora. También el padre de don Juan Carlos se sentó a 'su mesa' (allí trabajó como camarera primero y como gobernanta después durante 48 años), acompañado de un espectacular séquito. Entre ellos, ministros como Fernández Sordo, López-Bravo o Arias Navarro, siendo ya presidente, entre muchos otros directores de empresas, gobernadores civiles y diputados. De menú disfrutaron de fabes con almejes, merluza con salsa de calamar y arroz con leche.

Una gran familia

Y es que esa es una idea fija en la mente de todos los que compartieron esos años en Perlora, que identifican con una gran familia a todos los que allí trabajaban. «Cuando se preguntaba cuantos había para comer, contestábamos: 500 y la familia», recuerda Juan Hevia. La primera cifra era la de los residentes de ese día. «La familia», los trabajadores del centro. Hevia empezó a los 17 años a trabajar en Perlora, donde aún hoy se ocupa del mantenimiento. Como otros, piensa que la relación entre todos ellos tenía algo especial. «Ahora nos quedaremos sin nada», lamenta.

Todo son vivencias, anécdotas y recuerdos, la mayoría buenos. Uno tras otro, los trabajadores de Perlora rememoran detalles. Desde aquellos comedores repletos, en los que cada familia tenía asignada siempre la misma mesa colmada de comida casera, con una atención digna de un hotel de cinco estrellas. Junto al edificio principal se construyó otro pabellón a finales de los años 70, con 30 habitaciones más. También había una clínica, servicio de correos para los residentes, bares y chiringuitos que, en un principio, eran atendidos por el personal... Y, como no, la playa. Una pequeña ciudad pensada para que el que llegase, se sintiese como en casa.

A partir de 1974 puede decirse que el desarrollo cesó. El esplendor de Perlora ya había pasado. Tras un periodo de transición, con la llegada de la democracia la gestión pasó primero al Ministerio de Trabajo y, posteriormente, al Principado de Asturias. A partir de ahí, bien por la falta de rentabilidad o bien por la falta de inversiones, todo se fue deteriorando. Luego se derribó la residencia, se anunció el cierre y la puesta en marcha del concurso de explotación.

http://www.elcomerciodigital.com/

El 23 de octubre de 2007, el Gobierno del Principado hizo público el informe preliminar de adjudicación de la gestión de la Ciudad Residencial Perlora a un consorcio de empresas asturianas por un periodo de 50 años y con una inversión prevista de casi 83 millones de euros, afirmando que se convertirá en un complejo turístico de referencia.
Diferencias entre la administración pública y el consorcio adjudicatario mantuvieron bloqueado el proyecto hasta Agosto de 2010, fecha en la que la administración revocó la licencia de explotación alegando el incumplimiento de los plazos previstos.
El complejo actualmente se halla en un estado de semi-abandono. No obstante, sigue congregando a multitud de visitantes todos los veranos que se acercan a disfrutar de sus playas y sus áreas de recreo. Deportistas y vecinos de Candás, que se acercan a pasear, son también usuarios habituales de las instalaciones, en las que pese a la situación actual, aún resisten algunos negocios de hostelería en época estival.

Wiquipedia.

6 comentarios:

  1. Es una VERGÜENZA, en los últimos años los políticos no han hecho otra cosa que dejar en el más absoluto abandono Perlora. Yo solía ir por los veranos a Carranques pero ahora entre el descuido de la ciudad y la falta de mantenimiento, con esos praos que parecen la jungla con tanta hierba, no hay quien se acerque por allí. Yo no entiendo nada.

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  2. Los políticos siempre quieren acometer grandes empresas y sin embargo las que ya tenemos las dejamos deshacerse. Perlora empezó a morirse ¡BAJO MI OPINION! Con los cambios de política. Como la hicieron “unos” los “otros” no lucharon por ella y esta es la enfermedad de nuestro país… ¿Sabes quién pierde en esto? Nosotros los trabajadores, los que los domingos íbamos a pasar con la familia un día de playa; donde disponíamos de todos los servicios o las familias de toda España que se podían pasar unas vacaciones por cuatro “perras”.
    Perdona pero hay cosas que hacen hervir la sangre. Un saludo

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  3. Totalmente de acuerdo contigo. Con Perlora pasa un poco como con la Universidad Laboral de Gijón, durante muchos años se ignoró este valioso edificio, y a día de hoy todavía no está muy claro su destino definitivo. Para mí es un monumento totalmente desaprovechado.
    Yo estoy a "años luz" de ser franquista, pero considero que las obras útiles, sea quien sea su autor o mentor, no deberían desperdiciarse jamás. Lo que pasa es que cuando se meten por el medio los políticos...

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  4. hoy he visitado por primera vez este complejo y he sentido un profundo dolor pensando en tantas personas sin hogar y aqui 200 chalet esperando a que la ruina acabe con ellos. No seria mas facil venderlo casa por casa y mantener el entorno o incluso alquiler con posibilidad de compra con el compromiso de su mantenimiento.soy un enamorado de la costa asturiana y el lugar es precioso da pena que yo que vivo en valladolid aprecie algo tan increible y aqui este muerto por la desidia del gobierno regional.

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  5. Anónimo. este país funciona así, a la hora de las elecciones todos proponen, todos estan llenos de ideas. Luego que pasan les entra una gran amnesia.

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  6. A punto de estrenarse 2015 todo sigue más o menos igual. En la temporada pre-veraniega siegan los praos más frecuentados y últimamente arreglaron la ruta que bordea la costa y mejoraron las infraestructuras de las duchas y servicios públicos. Menos da una piedra, pero es que en esta época en que lo público esta desapareciendo y no hay dinero más que pa los negocios de los bancos, poco se puede esperar. Yo tengo excelentes recuerdos familiares de la infancia en los años buenos de Perlora...quizás los mejores.

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