EL CASQUETE - Lo común era utilizar paño grueso para su confección y su color el pardo.
Las monteras de lujo eran negras, y entonces y solo entonces, podía utilizarse el "velludo" o terciopelo en el casquete y no en todo él, sino solamente en dos de los cuatro triángulos y éstos colocados alternativamente.
ALA PICONA Y ALA CAÍDA - La forma o corte del ala es un triángulo equilátero, cuyo lado es la mitad del perímetro de la cabeza y que tradicionalmente se colocaba hacia la izquierda: siempre cuando era "ala picona", porque siendo de "ala caida" usábanlas abatidas hacia la parte de la cara y cabeza que deseaban protejer, ya que no necesitando de este alivio siempre la ponían a la izquierda.
El pico del ala, cuando era picona, solían adornarla con una pluma o flores siempre vivas. Los mozos que iban a servir al rey, los quintos, ya desde que entraban en caja para el sorteo de destino, se colocaban una escarapela.
ANTIGUA Y VERDADERA FUNCIÓN DE LA MONTERA - La montera asturiana, como en muchas otras regiones, fue hallada excelente tanto para aliviar el frío, lluvia y ventisca como para protegerse del sol.
Si la generalizada en estos últimos tiempos, aquí en Asturias, conservó ala y reborde,no era para otra cosa que, para una vez abatida, tanto el ala como el reborde, protegiera la parte de la cabeza que se encuentra fuera del capacete sin abrigo alguno contra ventiscas o sol.
El ala semirrígida protege la parte de donde viene la inclemencia. El reborde hacia abajo prolonga el capacete. Prenda adecuada para transitar por los campos y montes; de ahí su nombre. Que en un principio poseyó dos alas en ambos lados es indudable. Razón no plenamente averiguada dio como resultado la supresión de una.
SU CORTE Y CONFECCIÓN - En un principio, esta montera habría de tener las alas flexibles de parecido tamaño para cumplir la función de proteger ambos lados de la cara y parte de la nuca.
SUS ADORNOS - Los adornos eran sencillos. En el punto de unión de los cuatro vértices de los triángulos que formaban el capacete, se cosía una bolita de color de tamaño regular.
En los vértices de las dos alas, esto es, en los picos, también se cosían sendas borlas, pero siempre de menor tamaño que la usada en la copa.
Los colores preferibles para las borlas eran generalmente de distinto color que el resto de la montera.
CUBIERTOS HASTA EN MISA - Entre los más curiosos protocolos que el uso multisecular sancionó se registra el hecho de entrar en los templos acompañando el cadáver sin descubrirse y más aún permaneciendo cubiertos durante todo el ceremonial litúrgico.
Los párrocos admitían tal costumbre no sin que algunos vieran en ello una gran irreverencia.
Fue en el Sínodo de Oviedo, celebrado el 24 de septiembre de 1.719, en que los padres sinodales,
con el obispo don Agustín González Pisador, disponen que se acabe tal costumbre. Y así consta en el Título VIII,4. Más hasta el 9 de noviembre de 1.784 no obtienen el Real Permiso y las correspondientes licencias del Real y Supremo Consejo de Castilla para su publicación. Dos años más tarde se da a la estampa. Esto es, hasta 1.786 continúa el uso.
Solamente el gaitero era la única persona que dentro del templo y en la procesión se mantenía en pie y cubierto.
LAS VIUDAS CON MONTERA - Hay noticias de que en pasados tiempos las viudas se tocaban con la montera de su difunto esposo. Añaden que como símbolo de autoridad.
La nota es breve transcrita al pie de la letra dice así: <<>>
EL SOMBRERO PARA LAS SOLEMNIDADES - En varias zonas de Asturias se usaba en las pompas bautismales, nupciales y sepelios el sombrero de copa esférica y falda ancha y caída. El conjunto de sombrero y capa era ni más ni menos la más excelente de las manifestaciones de respeto.
El sombrero siempre en estas ocasiones se usaba al aire libre, dejándose de utilizar en el interior de los templos a partir de 1.786. Como también se acostumbraba a cubrirse con sombrero en muchas de las visitas de cortesía.
No obstante, en las tabernas no parecía mal visto mantenerse cubierto; tanto sombrero como montera.
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