miércoles, 5 de enero de 2011

COVADONGA... HOSPITAL Y REFUGIO


Los responsables de sanidad del comité republicano provincial convirtieron Covadonga en un gran centro hospitalario.
En el otoño de 1936, el Hotel Pelayo fue destinado a la atención de enfermedades infecciosas. El Hotel Favila (actual Escolania) se dedicó a la atención de militares heridos.
En mayo de 1937, la Casa Episcopal fue convertida en hospital antivenéreo y la Colegiata de San Fernando en leprosería.
La Dirección del complejo hospitalario se encomendó inicialmente a Manuel Zarracina, socialista que ejercía como dentista en Cangas de Onís.
Pero al crearse (el 24 de Diciembre de 1936) el Consejo Interprovincial de Asturias y León, el área de Sanidad dejó de estar en manos de Izquierda Republicana y el cargo de Director de los Hospitales de Covadonga recayó en manos de Agapito González, presidente de las Juventudes Libertarias y fontanero de profesión.
Además de hospital, Covadonga fue en este tiempo refugio y residencia de dirigentes republicanos.

Allí pasó parte de la guerra José Maldonado, diputado de Izquierda Republicana y que llegaría a ser el último Presidente de la República en el exilio.
Tambien residió unos meses en Covadonga, el diputado del mismo partido, Luis Loredo y la esposa de este, Doña Angeles López-Cuesta que habría de convertirse en personaje de singular importancia y sin cuya animosidad y coraje quizá no hubiera sido posible que la imagen de la Santina estuviera hoy en Covadonga.

Del camarín a la oscuridad de un armario...
No había transcurrido ni un mes desde la clausura al culto de Covadonga cuando la imagen de la Santina, abandonada en la Cueva, ya había sido desposeída de su Corona de plata, de la rosa de oro que portaba en su mano derecha y también de la vestidura recamada de filigrana.
Parece ser que, los desvelos y apasionada defensa llevada a cabo por Angeles López-Cuesta no resultaron suficientes para evitar el expolio.
Durante el mes de setiembre de 1936, alguien sacó la imagen de la Santina del camarín y la ocultó en un armario del Hotel Pelayo.
Se encargó de la custodia la jefa de lencería del Hotel Pelayo, Marina, hija de un mecánico conocido como «Julio el de los ingleses».
Parece ser que, aparte de Marina, eran tres las personas que conocían el paradero de la imagen de la Santina: Angeles López-Cuesta, el doctor Enrique García Comas y el entonces novio y más tarde esposo de Marina, Emilio Zarracina.

La estancia gijonesa... y La expulsión de los Laredo...
Tras la toma de posesión, una de las primeras decisiones del flamante director, Agapito González, fue la expulsión de Luis Laredo y su esposa Angeles López-Cuesta.
Según relato del Dr. García Comas, Angeles López-Cuesta le dijo:
«Yo no dejo aquí a la Virgen, porque si estos bárbaros dan con ella, son capaces de destrozarla».

Las gestiones de Angeles fructufican...
La preocupación de Angeles López-Cuesta no quedó solo en palabras.
tras su expulsión de Covadonga, se pone en contacto con Antonio Ortega, profesor del Instituto «Alfonso II» de Oviedo, que era a la sazón Consejero de Propaganda en Gijón. Ortega, amparándose en una disposición del Gobierno que prohibía la apropiación o destrucción de objetos artísticos, envió a Covadonga al escultor Faustino Goico-Aguirre.
Convertida en un objeto artístico, envuelta en un paquete y a bordo de un Ford negro, Goico-Aguirre traslada la imagen de la Santina hasta el Ateneo Obrero de Gijón, donde, junto con otras obras de arte, queda bajo la custodia del anarquista Eleuterio Quintanilla.

La imagen de la Virgen de Covadonga, formaría parte de una exposición artística organizada en el Ateneo de Gijón por el departamento de Propaganda del Consejo de Asturias y León. Tras la exposición quedó guardada en la Casa Blanca sede del Gobierno en Gijón.

El periplo francés La ruta de Valencia acaba en Burdeos...
Tras la caída de Santander el 26 de Agosto de 1937 y a la vista del avance de las tropas franquistas, el Gobierno Republicano instalado en Valencia dio la orden de salvar el tesoro artístico.
Inicialmente, el Consejo de Asturias y León dió la orden de trasladarlo a Valencia, encargando de tal menester a Goico-Aguirre.

Finalmente, sería Eleuterio Quintanilla el encargado de poner a salvo a la Santina junto con el tesoro artístico de Asturias, Santander y parte del de León.
En setiembre de 1937, la Santina zarpó rumbo a Burdeos en un barco inglés que había traido suministros al puerto gijonés y que llevaba refugiados.
De esa época y circunstancia es la siguiente copla:

La Virgen de Covadonga
ye pequeñina y galana
marchóse con Quintanilla
porque ye republicana.

La estancia francesa... La Santina permaneció algún tiempo en Burdeos. De allí fue enviada a Mont de Marsan y de allí a la Embajada española en Paris.
De las condiciones del año y medio de estancia diplomática da cuenta el telegrama enviado por Franco a Coronel Ceano.

El retorno... La reapertura al culto de Covadonga...
Tras la toma de Covadonga por las tropas de Franco (1 de Octubre de 1937), el día 11 de Diciembre se reunieron varios capitulares bajo la presidencia de D. Samuel Fernández-Miranda. Entre otras cosas, se decidió reorganizar las instituciones y las actividades del Santuario, aunque se ignoraba el paradero de la imagen de la Santina que se creía destruida.
Sería el Dr. García Comas quien informara a Fernández-Miranda del periplo gijonés de la Santina y quien le sugiriera indagar el paradero de la imagen a través de los familiares de Antonio Ortega.
Las pesquisas no lograron otra cosa que desatar los rumores. Algunos orientaron la búsqueda hacia Valencia, otros la llevaron a Burgos, pero en realidad nada se supo a ciencia cierta hasta... el 25 de marzo de 1939.Covadonga permaneció durante ese tiempo -más de año y medio- sin la imagen de la Santina...
Del 25 de Marzo hasta el 6 de Julio de 1939...
Conocido el paradero de la Santina, ni el Obispado de Oviedo ni el aparato de Propaganda del Gobierno del General Franco, regatean esfuerzos para organizar con toda pompa y esplendor el «regreso de la Santina».
El 8 de Abril la imagen (que había aparecido sin otros deterioros que unas rozaduras en el rostro y sin más riqueza que la propia de la talla) ocupó un lugar de preferencia en el altar mayor de la iglesia
de la Misión Española de París.

El General Franco se apresuraría en decretar honores militares máximos para la Santina y encargaría al general Gómez Jordana (vicepresidente del Gobierno) los itinerarios del regreso y fastos militares y civiles.
La imagen de la Santina salió de Paris el día 10 de junio, acompañada hasta Versalles de un cortejo de veinte coches españoles.
El día 11 de Junio, fue recibida en Hendaya por el conde Rodríguez Sampedro y por el Canónigo Magistral de Covadonga, Samuel Fernández-Miranda.
En Irún recibió el homenaje del pueblo vasco, música, alfombras florales, colgaduras y las salvas de ordenanza.

El 13 de Junio, a las cuatro y media de la tarde, la Santina entró en Asturias por el Puerto de Pajares.
Desde allí hasta Covadonga, fue llevada a hombros en un recorrido lento: el 13 pasó la noche en Pajares, el 14 en Pola de Lena.
El 15 en Mieres, el 16 fue entregada a un cortejo de mineros con lámparas encendidas en el alto de San Emiliano, el 17 llegó a Oviedo donde permaneció hasta el 27 y donde recibió de manos del alcalde, D. Plácido Buylla, la medalla de la ciudad.
El 27 partió hacia gijón, donde permaneció tres dias para seguir hacia Avilés por Luanco y Candás.
El 2 de julio estuvo en Pola de Siero, el 3 en Nava e Infiesto, el 4 en Arriondas, el 5 en Cangas de Onis y... al mediodía del día 6 de Julio de 1939, llegó a Covadonga.
Fue colocada en un altar ante la Basílica, se la coronó de nuevo, se celebró una Misa, predicó el Obispo, se cantó el tedéum y fue llevada hasta la Cueva a hombros de cuatro generales.

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2 comentarios:

  1. Conocía la historia de la Santina durante la Guerra Civil. Afortunadamente en el bando que dominaba en Asturias, hubo personas con sensibilidad artística que evitaron que se produjera una pérdida irreparable. No pasó lo mismo con otras imágenes de mérito que sucumbieron a la acción de ciertos salvajes, sin ir más lejos, el Cristo de Candás.
    Saludos.

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  2. Parece mentira que los humanos seamos tan insensibles a la historia seamos de un bando o de otro. Cuantas cosas se perdieron durante las guerras, que a fin de cuentas no dañaban a nadie.
    Un saludo.

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