viernes, 14 de enero de 2011

HOSPITALES DE GIJÓN


El 21 de septiembre de 1804 un numeroso grupo de gijoneses fundó la Hermandad de Caridad, una institución que tenía como fin dar ayuda sanitaria y espiritual a los pobres y enfermos de la ciudad. Gijón contaba por entonces con algo más de cinco mil habitantes. De la Hermandad surgió el primer hospital, instalado en 1807 en una pequeña casa de la calle de Los Moros que meses más tarde iba a ser desmembrado por la invasión francesa.

Hasta 1817 no se recuperó la idea de la asistencia hospitalaria. En Cimadevilla funcionaba el Hospital de Los Remedios, y en dos de sus salas fue instalado el nuevo Hospital de Caridad, que más que hospital era un albergue donde se suministraban alimentos básicos y un techo donde cobijarse a toda una legión de desheredados. El hambre buena parte de las enfermedades de la época.

El gran salto de calidad del Hospital se produce, en 1835 con el legado de Juan Nepomuceno Cabrales (1771-1836), industrial afincado en Gijón y hombre muy ligado al destino de la Hermandad quien, al morir sin herederos directos, dona su casa situada en los jardines del Náutico y sus bienes para uso hospitalario. Aquel solar del Náutico serviría de base y casa al hospital durante todo un siglo. Aquí se encararon epidemias como la de cólera de 1885, la de viruela en 1899, o la terrible epidemia de gripe española de 1918. Y también se encararon guerras, primero las carlistas y después la guerra civil.
Desde el instante mismo de su fundación, la Hermandad se nutrió de forma casi exclusiva de la generosidad propia y ajena. A los enfermos del hospital no les faltó nunca su ración de alimento o sus medicamentos básicos gracias a las limosnas, donativos, legados y aportaciones de los gijoneses, y al trabajo de los hermanos y hermanas de la institución, volcados en el servicio a los demás.

El estallido de la guerra civil coincidió con el desalojo y posterior derribo del hospital del Náutico, víctima del Plan Urbanístico de Mejoras. Después de pasar por el antiguo convento de las Madres Adoratrices, en el Bibio, se trasladó, en 1947, a las modernas instalaciones de Jove. Los enfermos fueron trasladados en tranvía, porque las ambulancias eran aún un lujo imposible de conseguir.

No fue un proceso fácil. Para comprar la finca de Moriyón, donde hoy se enclava el hospital, fue preciso recibir antes del Ayuntamiento de Gijón la indemnización correspondiente al desahucio de la finca de El Náutico, que ascendió a unos 2.300.000 pesetas. Con ese dinero y centenares de pequeños donativos de gijoneses de toda clase social y disponibilidad económica, fue posible crear unas instalaciones que el mítico Adeflor, en su crónica periodística de la inauguración en el diario El Comercio, no dudaba en calificar de Gran Hotel de Enfermos.
Dicho Hotel fue completado con la adecuación de un jardín sencillo pero maravilloso que ha logrado conservar la entrada de palmeras canarias del camino de acceso a la finca de Moriyón, 23 a la izquierda y 14 a la derecha, de edad superior al siglo, así como los seculares plátanos de sombra, unos cuarenta, que trazan un camino con galería hacia una especie de antiguas cuadras, en el límite con el Poblado de Portuarios. El resto de especies vegetales se encuentra situado en pequeñas parcelas alrededor del Hospital. En ellas crecen magnolios, drácenas, fresnos, tilos, un ciruelo japonés, un sauce llorón y varias cupresáceas. Delante de la puerta de acceso principal se sitúa el busto de Juan Nepomuceno Cabrales obra de un escultor aficionado hecho dentro del siglo XX y copiado de un retrato sin ninguna autenticidad, pues no se conservaba ninguno del benefactor y fue creado por el pintor gijonés Don Fermín Díaz Laviada. Habitualmente puede encontrarse fuertemente ornamentado con arriates de flores de temporada en señal de gratitud a su persona.

www.gijon.es/documentos

1 comentario:

  1. Tan solo dos apuntes a esta entrada, interesante como en general todo el blog: el benefactor del hospital se apellidaba en realidad "Cabranes" según Luis Miguel Piñera, pero al dedicarle la conocida calle "Cabrales" (donde estaba la entrada el primitivo hospital) se transcribió mal el apellido.
    Por otro lado el emplazamiento actual era una finca de recreo como muchas que existían en la parroquia de Jove, de hecho por la parte trasera del hospital actual aún pervive parte de la primitiva casona, adosada al moderno edificio.
    Saludos, buen fin de semana y un beso a quien ya sabes.

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