miércoles, 19 de mayo de 2010

MIERES ANTIGUO


El catastro del Marqués de la Ensenada proporciona detallada información sobre las mismas en vísperas de la inminente revolución industrial.
En el territorio del actual concejo de Mieres una población próxima a los 5.000 habitantes vivía del cultivo del maíz, la alubia blanca, la escanda, el lino y el mijo, y del pastoreo de una importante cabaña ganadera: más de 2.500 cabezas de vacuno, cerca de 3.000 ovejas, casi 2.000 de ganado cabrío, más de 3.000 cerdos, 200 caballerías, más de 350 colmenas... Recogían una gran variedad de frutos: castañas, nueces, avellanas, cerezas, higos, manzanas, nisos, uvas, guindas,etc. En el río Caudal y sus afluentes se contabilizaban más de 50 molinos, harineros y de sirgar.
Otras ocupaciones, las de herreros, sastres, madreñeros, carpinteros,tejeros, canteros,etc. , se compatibilizaban con las labores del campo. No así las de gaitero, 8 clérigos, 3 escribanos,
2 zapateros, el campanero, el administrador de tabacos, el tendero, 8 arrieros, y el sacristán, que vivían exclusivamente de su profesión: la encuesta registra los nombres de 60 mujeres aplicadas a la tarea de tejer telas de lienzo en la villa de Mieres.
Los términos de las tres parroquias (Mieres, Lloreo, Baiña) eran de realengo, dependían directamente de la autoridad del Rey. Pagaban diezmos (el 10% de la cosecha en especies) a la iglesia, y alcabalas al Rey (el 5 % sobre toda operación de compraventa). Las parroquias de Lloreo y Baíña pagaban también "millones" (impuesto sobre el aceite, vino y vinagre, carne, carbón, velas de sebo, etc.) y "cientos" (recargo sobre la alcabala). Los diezmos de la villa de Mieres, repartidos por mitad entre el cura párroco y el obispo de Oviedo, pueden calcularse en más de 20.000 reales al año, uno con otro. Puede servir de referencia el salario anual de 176 reales que cobraba D. Ignacio Fernández Miranda, maestro de primeras letras de la villa.
Para contribuir al pago de las alcabalas, por acuerdo de los vecinos, en las tres tabernas de Mieres se gravaba un real la cántara de vino. Los vecinos de Baíña invertían parte de los beneficios obtenidos en la taberna llamada "del Padrún", en mantener el puente de la Pereda, de madera sobre el río Caudal.
También recoge el inventario la existencia de 27 pobres de solemnidad, mantenidos a expensas
de la piedad de los vecinos.

1 comentario:

  1. El catastro de Ensenada es una maravillosa fuente para conocer los concejos asturianos en el siglo XVIII.

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