El aojamiento, por ser mal tan frecuente y tan temible, hace poner en juego a quien lo cura, toda clase de potencias. El amuleto, el conjuro, el número, la oración... se aúnan con frecuencia contra él, y aun así, ni se le evita, ni en muchas ocasiones se le espanta.
Cuando existe la sospecha de que tiene este mal una persona, cabe asegurarse de ello examinando el pelo de la misma.
Hay otro procedimiento para llegar al mismo resultado, que el el de "pasar el agua". Se llama el agua del caso "agua del alicor" o "la alicornia", es decir, del unicornio. La "desaojadera" se santigua con el enfermo delante y le manda a las brujas invisibles marchar. Y se marchan.
El agua del alicor está en un jarro de baño, y el trozo de alicor se pone al borde y se deja caer con suavidad. Si se forman burbujas y lo cercan, el niño está agüeyau, y si no, no; las burbujas son los güeyos que le hicieron tanto daño. Y también puede ocurrir que el no formarse los ojos se deba a que el recurso llegó tarde.
El alicor se encuentra algunas veces engarzado en un anillo. No obstante, casi nunca es de alicor el objeto que se emplea, y o bien es de asta de ciervo, o bien de boj, con ojos por adorno... Si el aojamiento existe, la aojadera da el agua para que el niño la beba, aunque hay quienes la dejan al sereno y lo dan al otro día.
Otro modo de curarlo es el hacer una "humada", se juntan a este fin en un cacharro unos granitos de pólvora, suelas de zapatos viejos, ramas de laurel, panojas desgranadas y excrementos de gorrino... Se encienden, se aspira el vaho, y se terminó el mal de ojo!
El primer procedimiento se usa generalmente en el Oriente y aun en el centro de Asturias; el segundo es vulgar al Occidente.
EL HIPO:
Se cura el hipo en Asturias bebiendo tres sorbos de agua, estando sin respiro unos instantes; apretando los labios un momento y clavando los ojos con fijeza en la palma de la mano; dando un susto a quien lo tiene...
- Hipo tengo
a mi novio se lo encomiendo
si me quiere bien,
que se quede con él;
si me quiere mal,
que me lo vuelva a dar.
EL ORZUELO:
Nace el orzuelo en Asturias cuando se come ante una embarazada, o cuando se le niega lo que pide.
Se le puede curar de varios modos: colocando una llave encima de él previamente calentada por haberla frotado con la ropa; poniéndole una moneda; aplicándole tres veces la cola de un gato negro; arrojándolo a otro sitio...
Para arrojarlo a otro sitio -y esto es lo que se practica en toda región occidental- se hace una "casa" con pajas y tuétanos de mazorca; y la enciende el del "arzolo", pone la cara al humo y dice así:
-Arzolo, arzolín
queimoche a casa,
veite al molín!
En el centro se le "echa" a otra persona y la fórmula varía:
-Arzuelín te echo
al ojo derecho,
mírame bien
que a ti te lo echo...
Y o se pasan un dedo por el ojo, o señalan con el índice de la mano derecha a la persona a quien traspasan el mal, moviéndolo además con toda prisa. En el oriente agregan a esta fórmula la coletilla que sigue:
-Mala raya
mala paya,
mal arzolín te caya!
LA ICTERICIA:
Se marcha la ictericia con el agua, con sólo que el enfermo se coloque un buen número de veces a la orilla de un arroyo.
Mas en los Picos de Europa, se le traspasa este mal a la planta del ajenjo, yendo a verla nueve días, orinando sobre ella y declamando:
-Buenos días, clavel,
que te vengo a visitar,
pa que tú me des tu bien
y yo te deje mi mal!
Y hay que cerrar los ojos y alejarse. A los nueve días, el "clavel" se seca.
LAS RECETAS:
Mas la superstición tiene aún recetas para todas las dolencias que se puedan presentar...Así la leche de burra es buena para el catarro, pero sólo a condición de tomarla en ayunas nueve días; los baños de mar son buenos para numerosos males, pero sólo tambien a condición de que se tomen, siete, nueve u once.
Tres sorbos de agua, en ayunas, son la gran cosa para la salud. Cuando se enferman los ojos, se toman pediluvios nueve días, el primero con una onza de sal, el segundo con dos, el tercero con tres... y así sucesivamente. Para los ojos úsase asimismo la baba de caracoles, siempre que sea la primera que suelten en una lata y que se la hierva mucho. También se lavan con agua en la que "se serenan" previamente rabos de cereza negra. Y para remediar las quemaduras se echa tocino en siete aguas, y con el agua séptima se frotan.
Los excrementos de cerdo remedian las neuralgias y dolores; bebida el agua con el sarro viejo de las chimeneas viejas, remedia las pulmonías; un parche de "merucos" machacados que se coloque en el vientre, acaba con las lombrices; otro parche de "merucos" que se aplique a la garganta, acaba con las anginas; la camisa de culebra sujeta alrededor de la cabeza termina el dolor de muelas; un nabo que se lleve en el bolsillo termina los sabañones... La carne y el caldo de perro acabado de nacer, puesto a cocer en cuanto se le mata, combate el raquitismo de los niños, y al bajar extendido una escalera con la cabeza hacia abajo, acaba la indigestión. Las bolas de artemisa machacadas metidas en el zapato curan a las mujeres opiladas, aunque se debe cuidar de que no estén en estado, pues les puede costar el malparir; y la primera saliva que se tiene en la boca al despertar, sirve para los males de los ojos, es buena para las llagas, y cura las heridas de la oreja causadas por los pendientes.
El recetario prosigue, aunque no es fácil conocer a veces lo que debe al empirismo y lo que debe a la magia.
Poder de la costumbre, del misterio, de la superstición, de la rutina...! Aun hoy cabe encontrar en todas partes, a lo largo de tiempos y de espacios, las pisadas del hombre primitivo...!
Fuente www.telecable.es/
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