jueves, 30 de septiembre de 2010
LA CALDERERÍA AVILESINA
En la calderería y el trabajo del cobre en Avilés, se observa en un espacio concreto , una elevada concentración artesanal orientada hacia una actividad productiva específica. En muchos casos el papel de los factores geográficos,- disponibilidad de agua, recursos forestales o mineros, situación y emplazamiento del núcleo respecto a la red de caminos o vías de circulación marítima - se señala la existencia de al menos, dos martinetes de fundir y tirar cobre. Uno se hallaba en Solís; el otro en la parroquia de Molleda, - sobre el río Llaranes lugar de Vidriero, sitio de Viesca -, había sido fundado en 1.753. Se ha hablado de la existencia de un tercero en Villalegre, conocido como “La Cobrería”.
El martinete de Biesca pertenecía a Diego Benítez Gutiérrez. Debido a las “crecidas quiebras” solo se le reputaba una utilidad anual de 4.000 reales. Era manejado por 11 “oficiales de martinete” designados en ocasiones como “caldereros de oficio” para distinguirlos de los 64 “caldereros puramente de herramienta” u ”oficiales remendones de calderas”.
El martinete de Solís, era llevado en 1.776 por los señores Domingo A, Trelles Osorio, Juan F. de Estandaiz y Domingo A. Fernández Cueto. En aquél año y por un periodo de diez, se arrienda a nombre de Josefa Blanco por renta de 39.000 reales. Se estimaba que el martinete de Solís fundía 50.000 libras anuales de cobre. Se empleaban cobres del Norte, también conocidos como “cobres de Hamburgo”, preferidos a los de Perú por su mayor dureza. Cada establecimiento contaba con una o más fraguas y el mazo correspondiente, además de las “oficinas” donde se desarrollaban las labores de martillaje y composición. El mazo de rueda hidráulica era utilizado en los meses de invierno, de abundante agua; en verano se realizaban las reparaciones y acopios.
En las “Respuestas del concejo de Avilés”, se contabilizaban 119 “tratantes de calderas, guadañas y utensilios de cobre” a los que se atribuye una utilidad anual por su tráfico, de 100.000 reales; empleaban 83 caballerías en sus desplazamientos por Galicia y Castilla. Salían a vender en verano, coincidiendo con el mejor estado de los caminos, con las menores exigencias de las labores del campo y con el propio régimen de trabajo de los martinetes.
En muchas ocasiones, existía “compañía” entre los fabricantes y los mayoristas; don José Fernández de Pravia, don Toribio González Llanos, don juan Sama y doña Josefa Blanco, se dedicaban a “la venta de calderos de cobre que fabrican por sí y en compañía de otros”. Asimismo, la comercialización por ferias regionales y mercados de Orense, León y Pontevedra, se realizaban por tratantes y mercaderes “en grande” que, con recuas y caballerías propias, vendían, por medio de arrieros o “criados”, directamente a las tiendas “por menor” de las villas, así como a clientes gallegos y castellanos.
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El martinete: la cobrería y la casona, fueron construidos por Benito Diego Gutiérrez sobre unos terrenos cuyo dominio útil compró a Mariana González Pumariega y su esposo Bernardo Arias en 1753.Datos ofrecidos y documentados por Julio García-Maribona R-M en la conferencia "El Martinete del Castañedo de Zaldúa" pronunciada en el Centro de Cultura de Llaranes el 27 de febrero de 2017.
ResponderEliminarHola, me interesa muchísimo el Martinete de Villalegre, Avilés. Si pudiera ponerse en contacto conmigo estaría muy agradecido. Un saludo.Joaquín.
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