miércoles, 29 de septiembre de 2010

HISTORIA DE LOS MOLINOS EN ASTURIAS


Asturias es una región con abundancia de precipitaciones, además de una orografía abrupta con importantes cadenas montañosas próximas a la costa, dando lugar a múltiples cauces de pequeños ríos, que en cortos trayectos vierten sus aguas al Cantábrico. Las precipitaciones en forma de nieve del largo invierno y las bajas temperaturas hacen de la cordillera cantábrica un importante almacén de agua que regará los valles por medio de ríos y regatos durante los periodos de primavera y estío, por lo que estos cauces, aunque con oscilaciones, son bastante constantes todo el año.
En estas condiciones no es de extrañar que sea Asturias una región en la que los ingenios hidráulicos proliferen desde tiempos muy remotos. Se trata de maquinas movidas por la fuerza del agua que desempeñan muy variadas funciones: mazos o pilones que en las ferrerías golpean el hierro candente para darle la forma deseada, trillones o batanes que mazan el tejido de lana, piedras de afilar, y ya en tiempos mucho más recientes centrales hidroeléctricas. Pero entre todos los ingenios que precisan el agua como fuerza motriz, es el molino el que más abunda.

Breve historia.
Desde que el hombre cultiva la tierra y produce cereales para su alimentación y la de su ganado, se ve en la necesidad de hacer harina a partir del grano. Esta operación la realiza en principio manualmente machacando el grano entre dos piedras, pero enseguida mejora el sistema para obtener un mayor rendimiento. En principio los molinos empleados eran movidos por personas o animales, fueron los denominados "molinos de sangre".
El molino hidráulico tiene probablemente su origen en Oriente Próximo y Asia Menor, donde ya se utilizaban en los siglos 3 ó 4 a.C. En España y por supuesto en Asturias, zona muy propicia para este ingenio, se supone que en el siglo VIII ya funcionaban bastantes de estos molinos. La mayoría de los molinos, especialmente los de la cordillera Cantábrica, son molinos de rueda horizontal o molinos de rodezno, más adecuados a las características de los pequeños cauces de nuestros ríos que los de aceña, que utilizan una rueda vertical y precisan mayores cauces.

Los molinos que hoy en día se conservan en Asturias tienen un origen difícil de precisar, pues de muy pocos se conoce su fecha de construcción. Es de suponer que una buena parte de ellos hayan sido construidos en el siglo XVII debido a la aparición en Asturias del cultivo del maíz, que rápidamente se generaliza y ocupa un lugar importante dentro del sistema productivo del campo asturiano. En todo caso cuando a los pocos molineros que quedan se les pregunta por la antigüedad de su molino la respuesta es bastante común: "ye mui vieyu... equí ya molió mio güelu y paezmi que tamién so padre... tien munchísimos años". Sólo los que se construyen a finales del siglo XIX y principios del XX aportan datos precisos sobre la fecha.
Podemos afirmar que hasta bien entrado el presente siglo eran miles los molinos que funcionaban en Asturias. La casi totalidad empleaban el sistema de rodezno y podían tener entre uno y seis molares.
Hasta la llegada del maíz de América, y su implantación casi generalizada en Asturias en el siglo XVII, una parte importante de la tierra cultivable se dedicaba a la producción cerealista, siendo el trigo, el mijo, la escanda y el panizo los cultivos de este tipo mas usuales. Los molinos se dedicaban a moler estos cereales, utilizándose la harina, en mayor medida, para consumo humano. A partir del siglo XVII el maíz es el cereal más común, mientras queda muy reducida la producción de trigo y escanda, por su inferior rendimiento, y desaparece en la práctica la de mijo y panizo.
Algunos molinos eran de propiedad privada, en cuyo caso el propietario se quedaba con una cantidad de grano por el trabajo realizado; esta era una cantidad más o menos fija aplicada mediante una medida por saco de grano que se llevaba a moler y se denominaba maquila. Otros molinos eran de varios propietarios que se turnaban a la hora de moler, estableciendo un turno de uso, por lo que fueron denominados molinos de vecera. Los grandes molinos eran frecuentemente propiedad de monasterios y mayorazgos, y además de moler su propio grano sacaban un buen rendimiento "maquilando" a los pequeños agricultores, que entre rentas - eran pocos los agricultores que tenían en propiedad las tierras explotadas - y "maquilas" veían reducidas de forma importante sus pequeñas cosechas.

Encuentro con el molín.
Siguiendo el cauce de cualquiera de nuestros ríos o riegas, allí donde encontramos el agua remansada por una presa y siguiendo la estrecha canal que se deriva, en parajes frondosos, poblados de manzanos, alisos, fresnos, cerezos y avellanos, allí donde el rumor del agua invita a ayalgas, xanas y espumeros, se encuentran los molinos. Son espacios un poco míticos, de los que surge su estructura pétrea y centenaria entre una naturaleza rebosante de agua y vegetación.
El molino tiene un encanto especial para los que, cuando llevábamos la saca con el maíz a moler, recordamos el rumor del agua al acercarnos, el ruido sordo y monótono de las muelas al girar triturando el grano entre ellas, el agradable calor que hacía en la sala del molino propiciado por el rozamiento de las muelas, la atmósfera densa del polvillo de harina en suspensión que se anclaba en las telas de araña – siempre beneficiosas ya que las arañas se comen las mariposas de la polilla que ataca al grano - y siempre una sensación de tranquilidad que da un lugar por el que han pasado muchos años y donde unas ruedas giran incansablemente día tras día.
El "molín" nos ofrece siempre una estampa de gran belleza no sólo por su entorno sino también por su forma. Una pequeña construcción aprovechando un desnivel del terreno, por lo general de una planta, en la que entra el agua por la parte alta -el cubo- y sale por la parte inferior, abierta muchas veces en forma de arco de piedra -el infierno-.
Es frecuente que utilizando un mismo cauce de río o regato se hallen varios molinos, en ocasiones muy cerca unos de otros. En algunos casos el mismo estanco recoge el agua del cauce del río para derivarlo hacia un molino, y el agua que sale de este se canaliza hacia un segundo molino, dándole dos usos a un mismo caudal antes de revertirlo al río.
El molino tiene tres partes bien diferenciadas: la canal y el cubo que junto con el estanco constituyen el sistema de acometida del agua, la sala del molino y el infierno o parte inferior. Los molinos suelen estar separados convenientemente del cauce del río para evitar las inundaciones que provocarían las frecuentes crecidas. El agua es recogida en el cauce del río por el estanco que lo remansa y desde donde se deriva por un canal -presa- hasta el molino. Esta presa conduce el agua con un suave pendiente hasta la parte alta del molino en el que penetra por el cubo, conducción lateral con una caída de unos dos o tres metros y que tiene en su parte inferior una estrecha salida -el salibu- por la que el agua sale con la presión suficiente para, al golpear en los canxilones, mover el rodezno -rueda horizontal que se encuentra en la parte inferior-. El rodezno hace girar el eje vertical -árbol- que a su vez trasmite este giro a la muela superior -volandera-.
El agua del río o regato es remansada en el estancu que es una pequeña presa con el fin de desviarla hacia el molino. Del estancu arranca la canal que conduce el agua hasta el molino. Esta conducción, que suele ser realizada con muro de piedra y puede llegar a tener un km. de longitud, avanza en ligera pendiente de modo que al llegar al molino alcance una altura de, al menos, dos o tres metros por encima del rodezno.
De este modo es frecuente encontrar una especie de muro que sobresale por encima del tejado del molino:es la parte final de la canal que termina en un depósito tronco piramidal - cubo - , aunque en algún caso puede ser tronco cónico, y que almacena una considerable cantidad de agua que saldrá dirigida hacia el rodezno.
Una de las tareas frecuentes que debe realizar el molinero es la limpieza periódica de la canal y el estanco, debido a la maleza, hojas y ramas que se almacenan en la misma, y que pueden obstruir el paso del agua.
El tipo de molino más común es el de una sola muela albergada en un pequeña construcción de piedra con techo de teja o pizarra, según las zonas, en cuyo interior se sitúan los mecanismos básicos.

La tarea del molinero.
El molinero realiza constantes tareas alrededor de su molino. Arranca el molino tirando de la paradoria. Cargará de maíz, trigo, escanda o cebada la tremoria. Regulará la inclinación de la canalexa, para controlar la cantidad de grano que caerá en el güeyu de la muela. Con el aliviu elevará más o menos la volandera, regulando la aproximación entre las muelas, y consiguiendo darle a la harina mayor o menor finura. Recogerá la harina caída en el banzal para echarla en el saco y maquilará la parte que le corresponda por su trabajo.
En ocasiones, cuando la molienda es para consumo humano, peñerará la harina con el cedazo, separándola del salváu.
El molinero se siente orgulloso de su molino; tenga uno o varios molares, siempre hay uno que "da muy buena harina". Cuando la molienda es para hacer torta o boroña el molinero se esmera, muele despacio, con poca agua y aproxima bien las muelas, para que la harina salga fina.
La harina, sobre todo si el grano no está bien curado, queda adherida en las estrías de las muelas. Estos restos de harina -cincha- ciegan el "molín", por lo que hay que eliminarla mediante el picado de la volandera y el frayón.
El molinero inicia esta tarea levantando la tremoria, y el caxón cuando la muela está cubierta, quedando a la vista las muelas. Sacará de su encaje la inera. Acercará entonces las tenazas de la cabria que encaja en los agujeros que a este fin tiene la volandera, y girando el gran volante elevara la muela sacándola hacia un lado. Podrá entonces voltearla para poner al descubierto el rayáu de la muela. Con paciencia, en una labor que le llevará varias horas, irá golpeando con el picu en las estrías eliminando los restos de la harina. Terminada de picar la volanderá hará lo mismo con el frayón.
El estancu y la presa deben mantenerse limpios, de lo contrario llegará poca agua al molino, o incluso puede que algún elemento extraño atasque el cubo inutilizando momentáneamente el "molín".
Normalmente el cubo tiene en su entrada una rejilla que impide el paso de porquería que pueda obstruirlo, pero aún así la limpieza de la presa es algo que hay que vigilar especialmente cuando se producen crecidas en el río y en la época de caída de la hoja.
Pero aún le queda alguna otra labor al molinero: debe controlar el estado del sistema motriz, el puente bien asentado, el rodezno bien nivelado con las péndolas en buen estado, el árbol sin holgura que pueda hacer necesario ajustar las pinas. En fin, un gran número de tareas que el molinero no debe descuidar para el buen funcionamiento del ingenio hidráulico.
Sin ser muy abundantes, existieron en Asturias varios molinos que utilizaban agua de mar para realizar su función, eran los molinos de mareas. Se construyeron en zonas en las que la cuenca hidrográfica era escasa, allí donde los molinos tradicionales de rodezno eran insuficientes para atender la demanda molinera de la comarca. Se encuentran en zonas de ría o pequeñas dársenas naturales, resguardados del oleaje. La sala del molino se halla situada sobre un grueso muro de piedra. El muro tiene una compuerta que hace de cierre de la dársena en la que el agua se almacena durante la pleamar. Durante la bajamar el molino funciona con el agua que va soltando, que se encuentra apresada en la dársena, de modo similar a como lo hacen los molinos de rodezno.
Quedan restos de este tipo en Buelna (Llanes), también en la ría de Villaviciosa (La Enciena) y en Barres (Castropol). Este último dejó de moler en el año 1917. Su actual dueño nos relataba lo que sigue, que es una muestra de la frecuente relación entre molinos y mitos: "en la zona había un campesino ya mayor, que vivía sólo, y después de realizar sus tareas agrícolas cotidianas, al atardecer se situaba en un alto cercano a la ría y también al molino de As Acías y tañía un trozo de rabil hasta bien entrada la noche. El objeto era guiar a "La Santa Compaña" hasta que ésta se adentraba en la ría y desaparecía. La molinera, que tan sólo tenía quince años, cuando la bajamar coincidía con la noche, pasaba un miedo tremendo".

Fuente -www.abamia.net/molinos

4 comentarios:

  1. Me gustó mucho este post, Marisa. Yo todavía conocí esos molinos. Y ciertamente eran lugares muy agradables. Recuerdo especialmente el olor de la harina recién molida y el ambiente tan especial en el interior del molino. Creo que también se molía el maíz, porque me parece que íbamos a llevarlo en sacos que cargábamos sobre un burro y yo encima, con pocos años, claro, en compañía de un personaje famoso en el pueblo que llamábamos "Luis el tonto", personaje también entrañable.

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  2. Hola Mario, aquí en Prendes todavía existe uno yo lo vi funcionar hace poco tiempo, y creo que aunque poco aún sigue moliendo. No sé si seré indiscreta, por curiosidad ¿a qué pueblo te refieres? Saludos.

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  3. Se trata de una aldea del Concejo de Soto del Barco. El molino estaba al lado del río, claro. Pero no hablo del Nalón, sino de un río pequeño. Ese molino ha desaparecido. ¿Satisfecha tu femenina curiosidad? ;)

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  4. Hola Sra. Marisa, me llamo Carlos y deseo agradecerle el mucho interés que desprende sobre el arraigo, Artes y costumbres de tan maravillosa tierra de Asturias.
    Muchas Gracias, porque, sin el ánimo de darle una aparente " Coba.." como otros puedan erróneamente pensar...; ...Es Vd. junto con muy pocas personas que agradecidamente existen, los que demuestran la importancia que tiene el saber y poder valorar todo lo de antaño según se dice... y que personalmente para mí, sigue siendo y estando vigente hoy día, en el año de nuestro Señor 05.Julio.2015.
    Nuevamente Gracias, porque hoy, me ha dado la posibilidad de conocer por primera vez su Blog y llevar todo un día enganchando a sus comentarios y explicaciones agradables, ante tal sinfín de temas variados, estando con ello muy entretenido y ensimismado.
    Si es tan amable desearía que se pusiera en contacto conmigo al actual correo que dispongo:

    hidrocar4@gmail.com

    Reciba un cordial saludo, Atte. Carlos.

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