Los restos más antiguos que se encontraron en Bañugues son de la época del Paleolítico Inferior, con numerosos restos de industria lítica del paleolítico, que supone el primer poblamiento más o menos estable conocido en Asturias. La protegida ensenada de la rasa costera proporcionaba buenas condiciones de habitabilidad, cerca de los recursos marinos y con suministro de agua abundante de los numerosos regatos que desembocan en el mar. En cualquier caso se trataría de pequeños grupos que no superarían la veintena de individuos, resguardados en cabañas de madera y con una alta movilidad vinculada a la caza. También hay restos del Asturiense, en la transición entre paleolítico y neolítico, representados por varios picos, el elemento más representativo de esa cultura.
Antes del fin de las Guerras Cántabras (año 19 a. C.), se sabe que las comunidades costeras mantenían contactos con navíos provenientes de la Bética o Lusitania romanizadas. La arribada de Roma conllevará una adaptación del viejo mundo astur a las nuevas costumbres, cristalizando en torno al siglo II en una sociedad romanizada con un fuerte componente autóctono. Empiezan a surgir los primeros núcleos campesinos extramuros de los castros (que no obstante en algunos casos llegan en su ocupación a la alta Edad Media), las primeras aldeas y las primeras granjas, antecedentes directos de las tradicionales quintanas asturianas. Vuelve a ser Bañugues el emplazamiento con restos más importantes, con fragmentos de cerámica, muros y cimentaciones, estucos, molinos manuales, tejas e incluso restos óseos. En la zona se encontró una moneda de Constantino (306-366).
Durante los siglos XVII y XVIII, tiene una gran fuerza el sector pesquero.
En el siglo XIX el campo seguía aferrado a los viejos usos y costumbres, si bien iban apareciendo ya cultivos industriales como la remolacha. La minería toma fuerza con la explotación de mineral de hierro de la mina de Llumeres(1859-1967) en Bañugues, propiedad de Duro Felguera. El material se trasladaba hasta la Fábrica de La Felguera. Debido a esta actividad, una gran playa cercana a esta mina (playa de Llumeres) cobró un color rojizo. Las instalaciones de la mina y el puerto que se construyeron serán ahora rehabilitadas, como Patrimonio industrial. Recientemente se ha encontrado en esta zona Tamarugita, un mineral único en la Europa continental.
En Asturias la vinculación histórica existente entre los intereses mineros y siderúrgicos y el aprovechamiento del mineral se pone de manifiesto en la explotación de la mina de hierro de Llumeres (Gozón) y en la instalación del primer alto horno de la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera (El Entrego). Desde 1868 y durante más de cien años la explotación a gran escala de este gran yacimiento costero, por parte de la sociedad langreana, traerá como consecuencia transformaciones en el paisaje y en las estructuras sociales y económicas de la zona y el concejo.
Si en una primera fase las labores mineras se realizan en el acantilado de la ensenada de Llumeres, a partir de la segunda década del siglo XX se comienza a explotar el subsuelo de diferentes parroquias con la perforación de un pozo vertical en la propia ensenada para continuar la expansión por la rama de Monte Merín-Rucao y Simancas con la apertura del segundo y definitivo pozo. Como en otras explotaciones de este tipo se despliega un conjunto de instalaciones e infraestructuras para la extracción y transporte del mineral, que en el caso de las minas de Llumeres tienen como particularidad, un singular emplazamiento de edificios y maquinarias junto al mar y otros puntos del territorio y sobre todo el desarrollo de los sistemas de transporte. Por un lado la construcción en 1907 del muelle para la carga en barcos de pequeño y mediano tonelaje con destino al Musel o San Juan de la Arena, para su posterior exportación al extranjero (Alemania e Inglaterra), y de otro la instalación en 1921 de 7,5 km. de cable aéreo que permitía la salida del mineral de los pozos y su transporte hasta la estación del Regueral en Carreño para ser cargado en tren hasta los altos hornos de La Felguera.
El enorme legado histórico y cultural que representan las minas de Llumeres, conocidas ya por nuestros antepasados prerromanos, ha motivado en fechas recientes la inclusión en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias de los espacios, huellas y restos que conformaron la más importante explotación de hierro de nuestra región con 4 millones de toneladas producidas, abriéndose de este modo un futuro esperanzador cara a la conservación y valorización social de este valioso patrimonio.
HISTORIA:
La primera empresa en hacerse cargo de la explotación del pozo de Llumeres fue la Sociedad Compañía Minera de Gozón, que se dedicó de la extracción en el acantilado anexo. El capital gozoniego resultó insuficiente para mantener la actividad de la mina y propició que a los dos años la sociedad vendiera todo el mineral de hierro extraído a Duro Felguera a causa de la falta de recursos.
La nueva gerencia de la mina de Llumeres se encuentra en sus inicios con grandes problemas. El más destacado, la distancia que existía entre la mina, ubicada en plena costa, y los altos hornos de La Felguera. Gozón no disponía de ferrocarril, lo que impedía el traslado del hierro por el medio que la industria utilizaba de manera habitual.
Había que pensar fórmulas alternativas para llevar el mineral de Llumeres a la localidad de la empresa gerente, y las cavilaciones propiciaron que en 1906 se construyera el muelle en las inmediaciones de la mina para comenzar a transportar el material por mar hasta Gijón. Debido a las reducidas dimensiones del nuevo atraque, una instalación de madera formada por 50 pilotes, sólo pequeños barcos de vapor podían entrar a cargar.
A partir de 1919, el sistema de transporte cambió. Descartada por completo la idea de instalar el ferrocarril en el municipio para llevar el mineral a La Felguera, se optó por colocar un cable aéreo para trasladar el hierro. Se colocó un hilo de siete kilómetros y medio que iba hasta la localidad de El Regueral, en el concejo de Carreño, y se transportó el mineral en calderos. Los cubos se llevaban en ferrocarril desde El Regueral a Aboño, y, de allí, a Langreo.
Unos años más tarde, en 1922, el pozo adquiere nueva maquinaria que permite extraer un 40 por ciento más de mineral. Según los datos de la época, esta cantidad convierte al pozo de Llumeres en la mina de hierro que más cantidad extraía en la década de los años veinte. «Se llegaban a superar las 100.000 toneladas anuales».
En las galerías de este pozo gozoniego trabajaron numerosas personas, entre las que destacan el padre del general José Antonio Sáenz de Santamaría, y la líder comunista Peregrina González, conocida popularmente como la «Pasionaria de Gozón». La mina tenía dos kilómetros de galería que en 1967 cerraron sus puertas para siempre.
Muy interesante e instructivo. Gracias, pero no tenias porque indicar la procedencia de la foto.
ResponderEliminaresta asturiana se siente orgullosa de seguir vuestro bloc por la valiosa labor que estais haciendo de dar a conocer nuestra bella tierrina asturiana. un besin muy muy grande.
ResponderEliminarMuy interesante esta arquelogía industrial. ¿Has explorado ya las minas de cobre del Aramo? Deben ser las más antiguas de la provincia. Te he contestado a tu pregunta sobre Google en mi blog. De paso a ver si resuelves el problema planteado en Problemas de Matemáticas. ;-)
ResponderEliminarMarisa como siempre genial,dia a dia nos enseñas o nos deleitas con temas de nuestra tierra,que pocos sabemos,bueno de la foto de Luis, como siempre preciosa.
ResponderEliminarSaludos y buen fin de semana
ahora es un sitio muy tranquilo donde suelo ir a pescar, pero también se ve gente paseando, pero por ahora muy poca, ojala siga así, eso no quiere decir que no quiero que vayaís eh¡
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