La canción asturiana, también denominada asturianada o tonada, es un estilo musical tradicional asturiano de origen popular.
Se trata de piezas musicales que se acercan al género lírico del lied. Algunas provienen de géneros tan reconocible como la jota axotaes o el bolero como las mariñanaes. Ejemplos de asturianaes serían Soi asturianín, Al pasar pel puertu, A la Pipiona... Axotaes Anda señálame un sitiu, Onde yo me pueda dir, etc. Y mariñanaes La Mariñana o El mió refrán, entre otras.
Puede decirse que tras la influencia a primeros del siglo XX de compositores como Del Valle, Sáenz, Lavandera, Baldomero Fernández, Del Fresno y Torner, la música vocal asturiana vivió sus mayores años de gloria y su continua referencia va a marcar desde entonces la música asturiana en general, pero muy especialmente a la tonada. Un género que a partir de estos años va a ir poco a poco perdiendo su nombree para, finalmente, adquirir el de asturianada.
La Canción asturiana renace, en el primer cuarto del siglo XX, como un nuevo género moderno y tradicional, popular y culto, que con el tiempo pasará a convertirse en el más identificativo de la música asturiana. La importancia de la impronta establecida en aquellos años fue tan grande que aún hoy perdura.
Otros estilos de composiciones musicales asturianas, tradicionales o de autor, son: las vaqueiraes, las tonaes soberanes, las tonaes arrieres, las tonaes dures y las tonaes de la tierra.
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EL PADRE DE LA TONADA DE AUTOR
Baldomero Fernández
Había nacido en Uviéu el 27 de febrero de 1871, hijo de una inspector de Policía, con su mismo nombre, y de Evarista Casielles. Como indica la nota necrológica, sus múltiples trabajos le valieron para malvivir y apenas un año antes de su muerte consiguió el único empleo fijo que hasta entonces había tenido, el de profesor de música en las Escuelas Municipales de la capital asturiana. Apenas finalizada la revolución de octubre del 34, el 2 de diciembre, a los 63 años de edad, moría en la misma ciudad que lo había visto nacer.
La mayor parte de su obra sinfónica permanece inédita. Y, aún la más conocida, no es interpretada con regularidad. Con todo y que siga siendo Asturies la comunidad autónoma con mayor número de formaciones sinfónicas y de cámara por número de habitantes. Con todo, lo realmente importante de Baldomero Fernández es su legado en la música vocal que se sigue considerando asturiana por excelencia, la tonada asturiana. En cualquier final de uno de los principales concursos de canción asturiana siempre se está interpretando algún tema de los llamados clásicos, famosos en su momento porque los interpretaron El Maragatu o La Busdonga. Y luego, a partir de ellos, vueltos a reinterpretar por un ciento de nuevas voces, generación tras generación. En su mayoría se trata de temas compuestos directamente por Baldomero Fernández o fueron arreglos suyos de temas tradicionales perfectamente adecuados a las cualidades vocales de los dos citados intérpretes, dos de las mejores voces del momento.
Estoy hablando de tonadas que todo el mundo conoce: 'La portillera, María', 'Soi de Llangréu', 'Caminito del puertu', 'Caminito d'Avilés', 'Tengo de subir al puertu', 'Fuisti a la siega y golviesti', 'Cantar bien neña', 'Carretera de Colloto', 'Carromateros', 'Pasé'l puertu de Payares', 'En el roncón traigo Asturies', 'Tienes casa, tienes horru', 'Al pasar per el puertu'. y tantas otras.
Hace apenas dos meses un campeón actual de tonada comentaba en la radio que él era muy clásico y que no le gustaba nada la tonada renovada o tonada de autor que, una nueva generación más joven de cantantes de tonada, está introduciendo en sus conciertos. Citaba como temas clásicos, de toda la vida, composiciones y arreglos de Baldomero Fernández, al lado de otras piezas conocidas de autores como Martínez Abades, Víctor Sáenz, Manuel del Fresno, Maya y Lavandera, o Eduardo Martínez Torner.
Los cuarenta cantares que integran su trabajo 'Canciones asturianas' son una mínima muestra de su enorme talento y la mejor forma de acercarse a un repertorio tradicional que, tras haber pasado por su mano, acabó convirtiéndose en clásico. Por estas canciones las grandes voces de aquella época hoy se los considera y se les llama clásicos. Baldomero Fernández y Eduardo Martínez Torner fueron los primeros que se pusieron a trabajar con estos intérpretes de manera consciente. Sabedores de que en ellos había materia prima suficiente como para que la tonada tradicional se convirtiera en un género que perdurara en el tiempo: estaba naciendo lo que hoy conocemos como asturianada.
A la tonada asturiana le tocó vivir durante aquellos años de primeros de siglo XX una profunda trasformación. Salía de los chigres y las romerías, su marco habitual, y se trasladaba a los locales de concierto. Baldomero Fernández trabajó principalmente con El Maragatu y La Busdonga, pero la mayor parte de su composiciones y reelaboraciones comenzaron a escucharse en boca de Cuchichi, Xuacu'l de Sama, Claverol, Miranda, Emilia Benito, Botón.
Las características fundamentales del Nacionalismo Musical, el movimiento musical predominante en la época, comienzan a hacerse notar en la obra más temprana de Baldomero Fernández. Pero sobresalen de manera especial en sus 'Canciones asturianas' y en su trabajo inédito 'De la tierrina. Álbum de canciones asturianas'. Trabajos ambos que parten de un profundo respeto por la línea musical pero, como señala Fidela Uría en su trabajo, «el autor no se limita a realizar meras trascripciones, ya que tanto la armonización como el uso del piano están pensados para crear determinados ambientes o climas».
elcomerciodigital.com
Se trata de piezas musicales que se acercan al género lírico del lied. Algunas provienen de géneros tan reconocible como la jota axotaes o el bolero como las mariñanaes. Ejemplos de asturianaes serían Soi asturianín, Al pasar pel puertu, A la Pipiona... Axotaes Anda señálame un sitiu, Onde yo me pueda dir, etc. Y mariñanaes La Mariñana o El mió refrán, entre otras.
Puede decirse que tras la influencia a primeros del siglo XX de compositores como Del Valle, Sáenz, Lavandera, Baldomero Fernández, Del Fresno y Torner, la música vocal asturiana vivió sus mayores años de gloria y su continua referencia va a marcar desde entonces la música asturiana en general, pero muy especialmente a la tonada. Un género que a partir de estos años va a ir poco a poco perdiendo su nombree para, finalmente, adquirir el de asturianada.
La Canción asturiana renace, en el primer cuarto del siglo XX, como un nuevo género moderno y tradicional, popular y culto, que con el tiempo pasará a convertirse en el más identificativo de la música asturiana. La importancia de la impronta establecida en aquellos años fue tan grande que aún hoy perdura.
Otros estilos de composiciones musicales asturianas, tradicionales o de autor, son: las vaqueiraes, las tonaes soberanes, las tonaes arrieres, las tonaes dures y las tonaes de la tierra.
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EL PADRE DE LA TONADA DE AUTOR
Baldomero Fernández
Había nacido en Uviéu el 27 de febrero de 1871, hijo de una inspector de Policía, con su mismo nombre, y de Evarista Casielles. Como indica la nota necrológica, sus múltiples trabajos le valieron para malvivir y apenas un año antes de su muerte consiguió el único empleo fijo que hasta entonces había tenido, el de profesor de música en las Escuelas Municipales de la capital asturiana. Apenas finalizada la revolución de octubre del 34, el 2 de diciembre, a los 63 años de edad, moría en la misma ciudad que lo había visto nacer.
La mayor parte de su obra sinfónica permanece inédita. Y, aún la más conocida, no es interpretada con regularidad. Con todo y que siga siendo Asturies la comunidad autónoma con mayor número de formaciones sinfónicas y de cámara por número de habitantes. Con todo, lo realmente importante de Baldomero Fernández es su legado en la música vocal que se sigue considerando asturiana por excelencia, la tonada asturiana. En cualquier final de uno de los principales concursos de canción asturiana siempre se está interpretando algún tema de los llamados clásicos, famosos en su momento porque los interpretaron El Maragatu o La Busdonga. Y luego, a partir de ellos, vueltos a reinterpretar por un ciento de nuevas voces, generación tras generación. En su mayoría se trata de temas compuestos directamente por Baldomero Fernández o fueron arreglos suyos de temas tradicionales perfectamente adecuados a las cualidades vocales de los dos citados intérpretes, dos de las mejores voces del momento.
Estoy hablando de tonadas que todo el mundo conoce: 'La portillera, María', 'Soi de Llangréu', 'Caminito del puertu', 'Caminito d'Avilés', 'Tengo de subir al puertu', 'Fuisti a la siega y golviesti', 'Cantar bien neña', 'Carretera de Colloto', 'Carromateros', 'Pasé'l puertu de Payares', 'En el roncón traigo Asturies', 'Tienes casa, tienes horru', 'Al pasar per el puertu'. y tantas otras.
Hace apenas dos meses un campeón actual de tonada comentaba en la radio que él era muy clásico y que no le gustaba nada la tonada renovada o tonada de autor que, una nueva generación más joven de cantantes de tonada, está introduciendo en sus conciertos. Citaba como temas clásicos, de toda la vida, composiciones y arreglos de Baldomero Fernández, al lado de otras piezas conocidas de autores como Martínez Abades, Víctor Sáenz, Manuel del Fresno, Maya y Lavandera, o Eduardo Martínez Torner.
Los cuarenta cantares que integran su trabajo 'Canciones asturianas' son una mínima muestra de su enorme talento y la mejor forma de acercarse a un repertorio tradicional que, tras haber pasado por su mano, acabó convirtiéndose en clásico. Por estas canciones las grandes voces de aquella época hoy se los considera y se les llama clásicos. Baldomero Fernández y Eduardo Martínez Torner fueron los primeros que se pusieron a trabajar con estos intérpretes de manera consciente. Sabedores de que en ellos había materia prima suficiente como para que la tonada tradicional se convirtiera en un género que perdurara en el tiempo: estaba naciendo lo que hoy conocemos como asturianada.
A la tonada asturiana le tocó vivir durante aquellos años de primeros de siglo XX una profunda trasformación. Salía de los chigres y las romerías, su marco habitual, y se trasladaba a los locales de concierto. Baldomero Fernández trabajó principalmente con El Maragatu y La Busdonga, pero la mayor parte de su composiciones y reelaboraciones comenzaron a escucharse en boca de Cuchichi, Xuacu'l de Sama, Claverol, Miranda, Emilia Benito, Botón.
Las características fundamentales del Nacionalismo Musical, el movimiento musical predominante en la época, comienzan a hacerse notar en la obra más temprana de Baldomero Fernández. Pero sobresalen de manera especial en sus 'Canciones asturianas' y en su trabajo inédito 'De la tierrina. Álbum de canciones asturianas'. Trabajos ambos que parten de un profundo respeto por la línea musical pero, como señala Fidela Uría en su trabajo, «el autor no se limita a realizar meras trascripciones, ya que tanto la armonización como el uso del piano están pensados para crear determinados ambientes o climas».
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Lo siento, no tengo oído, tengo toreya
ResponderEliminarUyyyyy, no te imaginas cuánto agradezco esta información!!! me estoy volviendo loca para hacer un trabajo coherente acerca de la tonada y, en general, la información que encuentro está muy mal organizada...bastante dispersa.
ResponderEliminarGracias!!!!
Gracias a tí amiga, me alegro de poder servirte en algo. Un saludo
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