jueves, 10 de marzo de 2011

OVIEDO- CATEDRAL Y BARRIO VIEJO

La Catedral

La Catedral de Oviedo, levantada sobre la basílica mandada construir por Alfonso II el Casto bajo la advocación de San Salvador , se construyó sobre las ruinas de una iglesia anterior edificada por su padre Fruela I en el año 765 y destruida en 794 por los árabes.

La basílica de San Salvador fue creciendo hasta absorber otras construcciones realizadas por Alfonso II: el palacio regio y la iglesia de Santa María. La capilla palatina del palacio es la actual Cámara Santa que es la parte más antigua de la construcción.

Pese al traslado de la corte a León fueron muchas las donaciones que los sucesivos monarcas hicieron a la basílica de San Salvador, centro indiscutible de peregrinaje durante la Edad Media. En esta época se construye la Torre Vieja de estilo románico.

En el siglo XIV se inicia la construcción de la Catedral Gótica demoliendo la anterior basílica románica y prerrománica. La construcción dura casi tres siglos, pues se concluye en el s XVI.

Las capillas y panteones que completan la obra habrán de exigir aún cien años más. La mayor parte de la catedral es del s XV por lo que, pese a tener distintos estilos, el que predomina es el gótico florido o flamígero.

• PÓRTICO Y TORRE. De tres arcos. Los muros y las arquivoltas se diseñaron para acoger esculturas que nunca se realizaron. La Torre se inició en 1508 y finaliza hacia 1556. Su altura total es de unos 70 metros. El proyecto original recogía dos torres.


Casco AntiguoPrimer Eje:
Catedral
La Catedral, con su impresionante torre , es el centro del casco antiguo de Oviedo. Su plaza está delimitada por un conjunto de nobles edificios entre los que destaca la capilla de la Balesquida, que tiene su origen en el siglo XIII. A su izquierda, la Casa de los Llanes, edificio barroco del siglo XVIII, a su lado se levanta el Palacio de la Rúa o del Marqués de Santa Cruz, del S. XV, que es la edificación civil más antigua de la ciudad, gracias a que sobrevivió al incendio que en 1522 asoló Oviedo.

El lateral izquierdo de la plaza lo forman tres edificios. Destaca el Palacio de Valdecarzana y Heredia, de los siglos XVII y XVIII. Es un edificio barroco de tres plantas que acoge las dependencias del Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
En el ángulo opuesto a la capilla de la Balesquida está la iglesia de San Tirso, separada de la Catedral por la calle Santa Ana. San Tirso fue fundada por Alfonso II el Casto en el siglo IX, de la que sólo se conserva de la época prerrománica el testero del ábside central con la ventana trigeminada .

Contigua a la plaza de la Catedral está la plaza de Porlier, donde se levantaba el castillo o fortaleza construida por Alfonso III el Magno para la defensa de la ciudad en el lugar donde actualmente se encuentra el edificio de Telefónica. En este espacio encontramos el Palacio de Camposagrado, del siglo XVIII, en primer lugar, que es uno de los palacios más bonitos de Asturias. Hasta hace poco fue sede de la Audiencia Provincial y, trasladada ésta a edificios más modernos, ha servido para la expansión del Tribunal Superior de Justicia.

Formando manzana con otros edificios está el Palacio de Malleza o de Toreno, también del siglo XVIII y el edificio del antiguo Banco Asturiano frente al cual está el edificio de la Universidad de Oviedo, destinado en la actualidad en exclusiva a sus dependencias administrativas.

Merece la pena pasar a su interior para contemplar el claustro cuadrado con soportales que en su día pasearon el Padre Feijoo o Clarín.

La estatua del centro corresponde a su fundador Valdés Salas.

Una de las fachadas de la Universidad hace frente con la calle Ramón y Cajal, reservándose, como vestigio físico del fuero del que gozó, un murete de piedra que en su fachada, en la calle San Francisco, se señala con unas cadenas. Desde Ramón y Cajal, una pequeña Plaza de Riego da paso a la calle Peso que conduce hasta la plaza de la Constitución donde se levanta el Ayuntamiento. En un tramo de esta calle cercana a la plaza podemos ver vestigios de la primitiva muralla medieval, restos que son mucho más amplios en la calle del Paraíso, justo en el extremo opuesto del casco antiguo.

La plaza de la Constitución, de forma cuadrangular, la forman el propio edificio del Ayuntamiento y la iglesia de San Isidoro el Real, que es la antigua iglesia del colegio de la jesuitas que se extendía a su izquierda en el lugar ocupado hoy por la plaza del mercado y que hubieron de abandonar en 1767 tras su expulsión de España por la Pragmática Sanción de Carlos III.

La iglesia se levantó entre 1578 y 1740 y, al igual que la Catedral, estuvo diseñada con dos torres aunque en ambos casos nunca llegaron a construirse.

Muy cerca de esta iglesia está la plaza del Fontán, con edificios, recientemente rehabilitados , que forman una plaza porticada y que constituye una de las zonas más entrañables de la ciudad.
Bajo el edificio del Ayuntamiento se abre un arco que da paso a la calle Cimadevilla que fue durante épocas el centro comercial, bancario y administrativo de la ciudad antigua, situación que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XIX. Por una calleja que se abre a la derecha se pasa a la plaza de Trascorrales, cuyo nombre da idea de su inicial situación detrás de los corrales de las casas circundantes. Es una plaza pequeña donde sorprende encontrar un edificio de planta ovalada y que ocupa gran parte del recinto. Fue hasta no hace muchas fechas la plaza del Pescado y hoy es centro cultural municipal.

Segundo Eje:
Cerca de este espacio está la calle Mon, que muestra una magnífica perspectiva de la Catedral y su torre. Hasta 1882 se denominaba de la Ferrería por la industria existente en ella. La calle Máximo y Fromestano conecta a Mon con la plaza del Paraguas, llamada así por la forma del tendejón levantado en su centro, construido para cobijar a las vendedoras del mercado de la leche que se situaba en ese lugar durante la primera mitad del siglo pasado. Desde este punto la calle Ecce-Homo desciende hasta la de San José, límite del casco antiguo y lugar donde se abría otra puerta en la muralla. Muy cerca está la calle Paraíso, ya fuera del recinto pero de interesante visita porque discurre junto a los restos de la cerca medieval.

Desde la calle Mon y en suave pendiente en dirección a la Catedral se conecta con la calle de Santa Ana, donde se encuentra el Palacio de Velarde, que es hoy el Museo de Bellas Artes de Asturias.

Desde la calle Santa Ana se abre a la derecha un pasaje, el Tránsito de Santa Bárbara, desde donde se contemplan los restos más antiguos de la Basílica: la Cámara Santa y la Torre Vieja.

El paso conduce además hasta la Corrada del Obispo, una amplia plaza conformada por admirables edificaciones como el Palacio Arzobispal, de fisonomía barroca, que ocupa el espacio de los antiguos palacios reales del siglo IX.

Formando ángulo con él está el Claustro Catedralicio en cuya fachada se abre la Puerta de las Limosnas donde el Cabildo entregaba pan a los pobres el día de Jueves Santo y sobre ella, un gran balcón de forja desde el que en 1808 se proclamó la guerra de la Independencia contra el ejército francés.

En el extremo opuesto al Palacio Arzobispal se alza la Casa del Deán Payarinos, construcción de 1909.

Tercer Eje:
Desde la Corrada del Obispo parte la calle de San Vicente. A poco de iniciarse, es cruzada por el arco del monasterio de San Vicente configurando una clásica imagen de la ciudad vieja. En este lugar es donde físicamente se sitúa el origen de Oviedo, pues fue aquí donde los monjes Máximo y Fromestano fundaron en el año 761 un templo en honor a San Vicente. Posteriormente, el rey Fruela I inició la construcción del primer núcleo habitado. De la primitiva construcción no queda nada y hoy es un edificio de estilo renacentista y barroco que acoge el Museo Arqueológico de Asturias.

La siguiente edificación es la iglesia de Santa María de la Corte en cuyo interior está la tumba del padre Feijoo, que parece vigilarla desde su estatua que se yergue en el centro de la plaza de su mismo nombre adyacente a la iglesia.
La última construcción de esta calle es el Monasterio de San Pelayo que ocupan monjas de clausura de esta orden religiosa, llamadas cariñosamente “Las Pelayas”, que mantienen la tradición del canto gregoriano y son especialistas en el oficio de la encuadernación.

La edificación, portentosa, se ha visto ampliada con sucesivas reformas desde el siglo X, como la construcción del claustro románico en el siglo XII, la torre gótica del siglo XVII o, ya en 1704, la fachada principal del monasterio.



9 comentarios:

  1. Sabes Marisa,hay algo que me atrae de La Catedral,no se exactamente lo que es.Aparte de que guarde La Cruz de la Victoria,El Santo sudario o la Cruz de los Angeles,la caja de las Agatas,o todo ese pupurri de estilos:Romanico,Perromanico,Gotico o hasta Renacentista.
    Me gusta,me llama y no es por tema Religioso.
    Es mas bien por su Arte.
    Saludos.

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  2. Muchas amistades se extrañan de que yo sea un admirador de Oviedo. Tengo que reconocerlo, es una ciudad que me entusiasma, tal vez la que más, después de Madrid, pero leyendo tu artículo de hoy, tengo que volver para recorrerlo como tu lo explicas. Gracias

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  3. Muy completa la descripción de todo el centro de Oviedo y además exacta. Todo eso lo tengo yo muy pateado y aprendido. :)

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  4. A pesar de las más que discutibles restauraciones y mutilaciones, sigue siendo un casco antiguo más que valioso. Es un verdadero placer callejear por él una mañana de sábado o domingo, disfrutando de la tranquilidad de sus rúas.
    Aunque hablando de rincones encantadores, tampoco se queda corto Avilés, ni Llanes, a escala más pequeña. En Gijón lo que tenemos es un diminuto pueblín de pescadores, hay que reconocer que no tenemos un casco antiguo tan importante, y además hemos sufrido pérdidas terribles.
    Salu2.

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  5. Manu. ¿Sabes lo que es? La magia de la historia de nuestra tierra, que partió de allí. Un abrazo

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  6. Luis. Merece la pena perderse por allí. Sobre todo con la cámara fotográfica. Saludos

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  7. El martes estuve en Oviedo y pasé la mañana pateando como bien dices el casco viejo. Es precioso sobre todo cuando hay poca gente… experimento la misma sensación que cuenta Manu. Seguro que podrías contarme mucha de la historia que recogen esos rincones.

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  8. Bienvenido Rubo. Las dos ciudades cada una en su estilo, son preciosas… ¡¡Anda que no esconde Gijón poca historia!! Espero hayas pasado estos días de adelanto de vacaciones a “tope”. Pero como en nuestra tierrina. En ningún sitio.

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  9. Has llegado a emocionarme al leer tu blog. Soy argentina, nieta de asturianos.Pronto viajaré a conocer la tierra de mis abuelos paternos. Cordialmente, Telma Fernández.
    Mi correo:libraviolet07@hotmail.com

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