El periodo más crítico del siglo se concentró en las postrimerías de la centuria. Una crisis interna y generalizada tuvo lugar en 1693-1694, donde la mortandad más, importante del siglo se localizó en el concejo de Gijón. Las inclemencias climatológicas malograron las cosechas. Efectivamente, en mayo de 1693 el licenciado don Gabriel de Noreña Hevia, Juez Ordinario de Oviedo, se hizo eco de las catástrofes climáticas cuando expuso («que a causa de los malos temporales no se pudian senbrar los frutos de maiz y el pan. Con la abundangia de las aguas y malos temporales se atravesaba »).
Para remedio de los males solicitó se pidiera al cabildo catedralicio sacase en procesión a la patrona de la ciudad, Santa Eulalia. Una semana después el gobernador propuso sacar en procesión a la Virgen del Rosario con la finalidad de hacer nuevas rogativas, pues la climatología no mejoraba y era desfavorable en toda la región. Éstas se continuaron. En junio una comisión de la cofradía de la Valesquida pidió al ayuntamiento una limosna que sufragara parte de los gastos que realizaron al sacar a su patrona en procesión.
Así el año 1693 parece ser resultó demasiado lluvioso, hasta el extremo de («que con la abundancia de las aguas se abian ronpido los conductos [de las fuentes] pordiferentes partes»). Este clima contrasta con el del año siguiente, en el que el problema fue la sequía. En abril de 1694 se solicitaron rogativas a Santa Eulalia («por falta de agua para la conserbazion de los frutos»), meses más tarde, en la Diputación de 1 de agosto, se dio cuenta de («la mortandad y calamidades que se estaban padeciendo en el Principado con el motibo de la estirilidad).
Ante tal situación el ayuntamiento se vio obligado a actuar, por lo que resolvió realizar una compra de cereal en Castilla para la provisión de la ciudad. En 15 de abril de 1693 se dio cuenta en el ayuntamiento de la llegada de un cargamento de trigo procedente de Astorga, para el abasto de Oviedo. La ciudad había nombrado comisionados para la adquisición del cereal al marqués de Camposagrado y a don Francisco Antonio de Estrada, que fue el encargado de realizar las transacciones en Astorga donde adquirió 250 cargas de trigo (1.000 fanegas por la medida de San Salvador) a don Juan Moreno, canónigo de la catedral astorgana por el precio de 19.500 reales; así como 100 cargas de centeno a don José de Salas, regidor de la ciudad leonesa, por la cuantía de 4.000 reales.
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