Una variedad o extensión de la tertulia la constituía "la velada musical"en ella se tocaba algún instrumento - clavicordios o espinetas, principalmente - y se degustaba el chocolate con bizcochos junto con otras bebidas de refresco. Durante el primer tercio del siglo el salón de más alcurnia parece haber sido el del duque del Parque, donde aún se conservan-en 1.733- "dos clavicordios mal tratados", de los que uno, según parece, no es más que una gran espineta. Este instrumento, tocado por damas, sirve para acompañar el canto, tal y como observa Jovellanos en la velada musical que ofrece la marquesa de Santa Cruz en Oviedo:
" A beber en casa de los de Santa Cruz...todo es confianza; tocan las damas la Espineta de la marquesa, que es bellísima; la Pachina, la Marica Ponte, la marquesita; Doña Manuela Ponte, canta y toca con gracia, pero estilo antiguo; cantó la marquesita con el doctor Vigo, y ambos mal".
Ni son muchos los instrumentos musicales ni se destaca especial atención por la música; la orquesta de la catedral suministra músicos para jornadas festivas y solemnidades y por un módico precio. La guitarra, instrumento ligero y con una gran tradición y popularidad desplaza con facilidad a los clavicordios y a los pianofortes, cuya llegada a Asturias no se adivina hasta bien entrado el romanticismo.
"Canta Colasina muy bien-escribe Jovellanos sobre la velada que ofrece en su casa de Cimadevilla-la acompaña a la guitarra D. Juanito. Se van a las nueve y media; los señores a las diez".
Los bailes ponían la nota singular de la jornada y llamaban la atención de los escasos extranjeros que se aventuraban por la región. Se bailaba y se permitía, sin excesivo aparato, la contemplación del baile cortesano, como afirma Townsend tras su visita al palacio de Camposagrado, en Avilés, durante las fiestas patronales:
"en esta alejada provincia reina tal sencillez que se permite a los criados y a los aldeanos aglomerarse a la entrada de la sala para ver bailar. los bailes que están más de moda son el inglés, el minué y la contradanza, algunas veces la contradanza francesa, y al acabar la velada, el fandango".
Jovellanos muestra buen cuidado cuando toma las riendas de la organización de un baile, como sucede el viernes 13 de noviembre de 1.795, en Gijón.
"convite para el baile a todos los hombres útiles, corriendo la voz por Joaquín Velarde, Tineo, etc. A señoras, también útiles, por recados; ninguna exceptuada sino las inútiles para baile...
Se empieza a concurrir a las siete; hay mil contestaciones sobre excluir a los no convidados, fuéronlo algunos clérigos y abiertamente el cura de San Lázaro, que, sin embargo,entró".
La descripción que se ofrece en éste caso posee un alto interés dada la escasez de noticias-salvo las notas de Townsend-sobre el orden y disposición de los bailes de "clase".
"Grande y lucida concurrencia; mucha gente útil; arrimados los bancos en derredor de la sala, se formó un cuadrilongo que tendría treinta y ocho pies sobre diez y seis para baile; bancos al fondo, asientos en el teatro; allí el Regente, su tertulia y algunas damas; una sola partida de juego. La música en la tribuna. Se rompió por una contradanza de catorce a quince parejas; bastoneros, Valdés Llanos, Tineo; todas las damas vestidas de muselina, menos dos de luto, dos de encarnado y las viudas; mucha alegría y orden; ningún disgusto; se sirvió en el vestuario café, leche, bizcochos, rosquillas, vino generoso, licores y vino común para mozos; todo abundante; duró hasta la una y media".
Alfonso Menéndez González-(La aristocracia en Asturias en el siglo XVIII)
Interesantes estos libros de viaje, de Jovellanos y Towsend. Eso de poder saber por un testigo presencial cómo se divertía la gente, qué comía, etc. También me gustó el otro post, el de Agüera y Agüerina. A lo mejor hasta tienes tú los diarios de Jovellanos y el libro de viajes de Towsend... A mí me gusta mucho Palacio Valdés, por la misma razón, pero estos son cien años anteriores. Saludos.
ResponderEliminar¡Qué más quisiera yo que disponer de ellos! Tengo que contentarme con los extractos que poco a poco voy recopilando. Palacio Valdés es diferente, con su forma de expresarse te lleva a un tiempo que te hace sentir cómodo en él. Y aun habiendo pasado tantos años me hace sentir y recordar la aldea. Un saludo.
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