viernes, 8 de octubre de 2010

LA BANDURRIA ASTURIANA


A pesar del paso del tiempo y de la pérdida de la gente mayor que nos hace de transmisor en la tradición, gracias al trabajo de investigación de campo, hoy en día es todavía posible encontrarse con auténticos tesoros etnográficos que nos unen, en algunas ocasiones, a épocas medievales con poco que miremos. Este es el caso de un instrumento musical de cuerda utilizado en Asturies y llamado bandurria.
No es este el instrumento más popularizado y usado en formaciones como tunas y rondallas, sino otro con forma de 8, que lleva tres cuerdas de tripa frotadas con un arco y que se toca sentado con el entre las piernas.
El estudio sobre la bandurria nos lleva a la vinculación de la aparición de esta tipología de instrumentos a la época del románico gracias a la conservación de diversa iconografía y documentación donde se aprecia su relación ornamental, morfológica, y posiblemente, todavía una manera de interpretar.

Lo que en el oriente de Asturies, y también en el occidente de Cantabria, se conoce con el nombre de bandurria, es un instrumento de cuerda frotada con un arco, rabil, o cayáu. Según los modelos encontrados, hechos en Asturies desde hace unos 150 años, por lo menos, las medidas que tienen los instrumentos estudiados van entre los 50 y 62 cms., de largo por 14 a 22 cms. de ancho, y 6 a 8 de altura.
La cara de atrás de la caja es siempre plana y suele llevar unas tallas con dibujos geométricos, zigzagueados, unos rosetones, cruces, caras, rayas, unos grabados, o se ve el intento de hacerlos, todo al estilo ornamental tradicional en Asturies en muebles, aperos y hórreos, y que nos hace vislumbrar un pasado medieval y su relación con el arte románico solo con verlo. En esas tallas también suele ponerse información a través de letras o símbolos, de quien es, o era, el artesano o dueño. Algunas bandurrias llevan la fecha de su construcción.
El pellejo es elemento imprescindible de la bandurria y cubre la caja de resonancia. Suele ser de cabrito y va asegurado a la caja con unos clavitos de madera llamados también tornos.

Se denomina caballu a una pieza de madera, a manera de puente, donde reposan las cuerdas sobre el pellejo y que sirve para transmitir su vibración al instrumento. Hay que darse cuenta de que los instrumentos llevan el caballu plano porque se tocan todas las cuerdas al mismo tiempo.

El restriellu es otra pieza muy importante en el estudio del instrumento. Es una pieza de madera o hueso, a la que van las cuerdas y que vale para sujetar y aguantar por la tensión al afinar la bandurria. Son piezas que, gracias a su talla y diseño, en la mayoría de los casos encontrados son auténticas joyas de arte tradicional.

El rabil es un elemento externo al instrumento, pero imprescindible para hacerlo sonar. Es una varita curva de madera, con un manojo de cadejos, generalmente de cola de caballo, que se sujetan en los extremos. Estos pelos son los que se frotan por las cuerdas y sirven para que suenen al rozar por ellas.

La posición para tocar una bandurria es sentado y con ella entre las piernas. Esta postura diferencia y extrema este instrumento y sus músicos de otros.

.tierrafolk.com

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